viernes, 16 de noviembre de 2012

El saqueo del museo de Irak





Ernesto Cardenal 


Yo estuve en este museo
fue antes de Saddam Ussein
y pensé hacer un poema
por ser el único museo del mundo
que era de toda la humanidad
desde cazadores-recolectores hasta hoy
y me traje un catálogo que aún tengo

el único museo de la evolución humana
que acaba de ser saqueado
y no existe más
Recorrámoslo en la imaginación
la primera pieza era una piedra
apenas un poquito labrada
esqueletos del Neanderthal que aquí hubo
y el hombre de las cavernas
cazadores-recolectores que
domesticaron animales sembraron
cebada trigo lentejas
arado primitivo y las primeras ruedas
(en el catálogo)
la obesa belleza de diosas-madres:
pechos y nalgas
el primer metal labrado
los primeros templos
La historia empieza con los sumerios
la primera civilización del mundo
los misteriosos sumerios
no se sabe de dónde vinieron
sus antiquísimos mitos llegaron hasta la Biblia
y ─ya ahora palabra verdadera de Dios─
hasta nosotros
la primera cultura que conocemos
Irak como cuna de la civilización
cuna de la escritura y de las ciudades
las matemáticas la medicina la astronomía
el comercio abogados carpinteros joyeros
impuestos sobre la renta fuerzas armadas
Europa aún en tinieblas
son 100.000 años de la especie humana
y sólo 10.000 son de civilización
que empezó en Mesopotamia
donde hubo el primer código legal
y por primera vez se estudiaron las estrellas
donde hubo la primera escritura del mundo
que después fue cuneiforme y pronto trasmitida
a la otra segunda gran potencia
la del Nilo
La primera escritura fueron dibujos
alguien vio que podía pintar en lodo
el lodo que allí abunda
(lodo con el que inventaron el adobe
que aún usamos)
y así los textos más antiguos del mundo
están en barro
el escriba embrocado sobre su tableta de barro
apuntando el siclo la mina y el talento
el parto de las ovejas y el movimiento de los astros
miles y miles de tabletas
el escribir se volvió manía
tabletas de ruinas de librerías
antiquísimas librerías
el autor está olvidado
pero su obra quedó viva
la tableta de barro
con la historia cuneiforme de la creación
y la inundación que está en la Biblia
Y el primer rostro humano en el arte
(“en Irak de todo se puede decir primero”)
el primer legislador
abolida la ley del talión
2.000 años antes de Cristo
y que
“el fuerte no oprima al débil
ni el huérfano presa del rico”.
en la dura diorita
o en barro: “proteger viudas y huérfanos”
también cómo tratarse unos a otros
“aborrecían la mentira y la opresión”
Pero no sólo la historia de Irak
60.000 años
de historia de la humanidad fueron saqueados
las galerías del museo quedaron vacías
el Pentágono prometió protegerlo
Herramientas del inicio de la agricultura
la primera alfarería (fea y hecha a mano)
las líneas sutiles de los sellos cilíndricos
todo amorosamente consignado en el catálogo
barro metal hueso madera vidrio alabastro
desde la prehistoria a nuestros días de
alfabetización en TV y computadora en árabe
desde la joyería de oro de los sumerios
(lira de oro puro con ciervos asustados)
hasta la cristalería y manuscritos persas
documentos de la historia de los pueblos
estados imperios civilizaciones
el colegial puede enumerarlos
sumerios acadios babilonios asirios
persas griegos partos judíos árabes
destruidos 10.000 años de historia
y un siglo de investigación
Los arqueólogos habían alertado al Pentágono
Estados Unidos pudo detener el saqueo
tres días de pillaje según dicen
los marines estaban a 100 varas
y miraban inmóviles
(Es una exageración
dijo a los periodistas el Secretario de Defensa)
pero sí protegieron el Ministerio del Petróleo
la Biblioteca Nacional ardiendo por dos días
fue para humillar a Irak
y someterlo a Estados Unidos
y sus títeres en Bagdad
como el saqueo de Bagdad por los mongoles
una agresión a la identidad nacional
y a 7.000 años de historia cultural
estante por estante fueron tirados al suelo
estatuas ánforas jarrones asirios
babilonios sumerios persas griegos
el plinto de mármol de 5.000 años
que sobrevivieron a los sitios de Bagdad
pero no a la “liberación” de Bush
60.000 años de historia de la humanidad
no había tiempo de ver todo el museo
que ya no se verá
14.000 objetos que ya no están o están
destruidos pisoteados en el suelo
todo por el petróleo
“Miren” (un trozo de cerámica)
“esto era asirio”
la única colección completa de la historia humana
y se perdió por los marines
piezas tan valiosas que ninguna
compañía de seguros aseguraba
cargados en autos y camiones lo saqueado
a la vista de las tropas de Estados Unidos
ahora tal vez en tiendas de anticuarios
tal vez comprados como regalos de Navidad
suvenires y objetos de decoración
o demasiado conocidos para aparecer en subastas
pero puestos en garantía en tratos de drogas
o escondidos en cajas fuertes de algún banco
y ya no se verán.



XXI PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA

jueves, 8 de noviembre de 2012

Angélica Liddell

"Maldito sea el hombre que confía en el hombre". La frase es del Libro de Jeremías

"Una venganza contra el fraude de la vida y contra sus putadas".

"Adoro la venganza y tengo una capacidad de odiar infinita".

"Mi nueva obra habla de la inocencia masacrada, cuya consecuencia es la desconfianza en el prójimo. Hablo de sentir cómo se desprende de nosotros la idea de pertenencia a cualquier cosa que tenga que ver con lo humano".

"Seguramente soy yo la que no tiene ni puta idea de vivir, de cómo hay que hacer las cosas bien para estar bien; he aprendido a crecer aquí dentro, en el teatro, si salgo estoy perdida, no sé manejar mis sentimientos, ni la alegría, ni el dolor. Solo sé relacionarme con la vida a través del teatro".

"Es un cóctel molotov esto del éxito profesional y fracaso personal; sobrevivo a través de la palabra, que sirve para comprender mejor el mundo, me gustaría que sirviera lo mío, como a mí me ayudó Fassbinder a vivir y a comprender mejor este despropósito de levantarse por las mañanas y llegar hasta el final del día sin saber muy bien por qué".

"Cuando te desenvuelves en el exceso, para no caer en lo patético, tienes que trabajar con la ironía; pero lo que hay en mi teatro es mala hostia y cabreo, trabajo con lo que odio y desprecio; y detesto muchísimas cosas. El escenario es donde puedo vengarme de la vida, de los hijos de puta que me he ido cruzando, donde puedo defenderme de mi propia naturaleza, trabajo con nuestros peores sentimientos".

"Ya está bien de pactos sociales, todo funciona gracias a la represión y la hipocresía, pero el escenario no es el lugar ni de la represión ni de la hipocresía".

ROSANA TORRES - Madrid


http://mataderomadrid.org/ficha/781/angelica-liddell.html


Angélica Liddell, premio Nacional de Literatura Dramática

lunes, 10 de septiembre de 2012

Bernal Díaz del Castillo


En el capítulo 128 se cuenta cómo en plena noche, bajo la lluvia, los españoles intentan romper el cerco y escapar de la ciudad, peleando con los valerosos aztecas que les caen encima por millares y arrastran a los prisioneros a los templos para sacrificarlos, y cómo el plan original se va al diablo en el caos del combate -«si había algún concierto, maldito aquel»-; y mientras todos pelean en la estrecha calzada, matando y muriendo, Cortés, que va a caballo con el tesoro y las mujeres, escapa y sigue adelante; pero requerido por sus hombres vuelve atrás a socorrer a los rezagados, y ya sólo encuentra a Alvarado, que corre en la oscuridad seguido por cuatro españoles y ocho fieles tlaxcaltecas empapados de lluvia y de sangre; y viendo que tras ellos no vienen más, que de la retaguardia sólo quedan ésos, «se le saltaron las lágrimas de los ojos».




Bernal Díaz del Castillo no era un historiador ni un literato. Era un soldado profesional que había leído libros y tenía el talento, el don magnífico, de juntar palabras con una naturalidad, una limpieza y una honradez envidiables. Escribió sus recuerdos de la conquista de México -«lo que yo vi y me hallé en ello peleando»- muchos años después, viejo y cansado, tras ver cómo los advenedizos, funcionarios y parásitos llegados de España se enriquecían en la tierra que él conquistó y en la que quedó mal pagado y casi pobre. Escribió con asombrosa fidelidad y atención al detalle, sin trompetazos ni alardes, con una sencillez pasmosa; humilde siempre, excepto para revindicar el orgullo legítimo de haber estado allí. De sus sufrimientos y peligros. Harto de versiones de segunda mano y manipulaciones de los hechos que él vivió en carne herida -ciento cuarenta combates durante su larga vida de soldado-, el anciano veterano de Cortés, superviviente de una de las más asombrosas gestas que vieron los siglos, quiso poner las cosas en su sitio. Hacer honor a la memoria de sus compañeros muertos y a la suya propia, porque «soy viejo de más de ochenta y cuatro años y he perdido la vista y el oír, y por mi ventura no tengo otra riqueza que dejar a mis hijos y descendientes, salvo esta mi verdadera y notable relación».





El libro de Bernal Díaz del Castillo es tan fascinante y extraordinario que resulta imprescindible en la memoria y la certeza histórica de cualquier español de honrada casta. Pero no sólo eso. La Historia verdadera cuenta también de modo asombroso el final de un mundo y el terrible crujido que hizo nacer otro nuevo. El retrato minucioso de aquellos hombres increíbles que se abrieron paso por una tierra desconocida y hostil, haciéndola propia a arcabuzazos y cuchilladas, no es sólo una historia española, sino también, y sobre todo, una historia mexicana. Cuando el autor cuenta que tras la toma de Tenochtitlán se hizo el recuento de las mujeres indias que iban con los conquistadores, añade que «algunas de ellas estaban ya preñadas»: para mal y para bien, los primeros nuevos mexicanos estaban a punto de nacer. Por eso Bernal Díaz del Castillo y sus camaradas son hoy más de allí que de aquí. Por la sangre vertida. Por la sangre mezclada.
Arturo Pérez Reverte - Aquellos hombres duros


Ellas también hicieron las Américas




sábado, 18 de agosto de 2012

Anton van Dyck






Se trata de uno de esos tesoros semisecretos que Madrid esconde en alguno de sus más pintorescos rincones: el Hospital de la Venerable Orden Tercera franciscana. El cuadro, una de las telas más conmovedoras de Van Dyck, ha permanecido durante tres siglos en la escalera principal del edificio madrileño, que se ve rematado por una rural espadaña, casi paredaña de la basílica de San Francisco el Grande. A tan vetusta y aún activa asociación de seglares se asegura que pertenecieron literatos como Miguel de Cervantes o, ya en el siglo XIX, la escritora naturalista Emilia Pardo Bazán. Las pinturas de trasunto piadoso de Van Dyck revelan su ascendiente iconográfico sobre el arte posterior a la Contrarreforma, en fechas en que las guerras de religión seguían asolando los doloridos campos de Europa.








Anton van Dyck había nacido en Amberes en 1599. Cooptado por la Corona española en Flandes, a punto estuvo de venir a la Corte de Madrid. Llegaría a ser pintor de Cámara de Carlos I de Inglaterra hasta el regicidio del monarca que, en su juventud, fuera conocido como el Príncipe gorrón tras visitar Madrid para cortejar, sin éxito, a una hermana de Felipe IV.
RAFAEL FRAGUAS
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando


sábado, 11 de agosto de 2012

miércoles, 1 de agosto de 2012

Border Cave y el Gran Salto

Una de las grandes paradojas de la arqueología es el llamado Gran Salto, o aparición repentina en Europa, hace unos 40.000 años, de los instrumentos avanzados propios de la creatividad humana moderna. Pero los últimos datos revelan que ese Gran Salto ya había ocurrido en África 4.000 años antes.

Los artefactos de la cultura San hallados en la cueva de la Frontera abarcan un periodo extenso de tiempo y un abanico muy amplio de tecnologías. Incluyen ornamentos corporales hechos de conchas y cuentas, huesos con muescas, bastones de madera para excavar, punzones de hueso y puntas de flecha del mismo material. Los resultados se presentan este martes en PNAS.

Los resultados añaden fuerza a otras evidencias genómicas obtenidas el año pasado, y a los análisis lingüísticos que se han ido acumulando en los últimos años. También según estas líneas de investigación, nuestros primeros ancestros eran bosquimanos del sur de África, como los San, y se comunicaban en khoisán, el lenguaje-clic que probablemente fue lengua ancestral de la humanidad, donde las consonantes eran chasquidos como el que aún usamos para indicar fastidio, y como el sonido de un beso.

Javier Sampedro @elpaís




FRANCESCO D’ERRICO / LUCINDA BACKWELL




El yacimiento Border Cave ha conservado material orgánico de una forma excepcional. Los autores del estudio dicen que sus resultados han demostrado sin lugar a dudas que en torno a 44.000 años atrás la gente de ese enclave ya empleaba, por ejemplo, palos para excavar similares a los tradicionalmente utilizan los San.

«Se adornaban con cuentas hechas con cáscaras de huevo de avestruz y conchas marinas, y huesos con muescas con propósitos de notación. Utilizaban punzones de hueso y puntas de flecha envenenadas». El análisis químico de los residuos en un palo de madera decorado con incisiones revela que, al igual que hacen los San, los utilizaban para mantener y llevar un veneno que contiene ácido ricinoleico, que se encuentra en las semillas del ricino. Es la primera evidencia jamás descubierta del uso de este veneno.

Los científicos también han encontrado un trozo de cera de abeja, mezclado con resina y huevo y envuelto en fibras vegetales elaboradas a partir de la corteza interior de una planta leñosa. Este compuesto se utilizaba para fijar las puntas de flecha y otras herramientas y es la evidencia más antigua conocida de la utilización de la cera de abejas. Además, los colmillos de jabalí se empleaban en punzones y puntas de lanza.

abc.es


jueves, 12 de julio de 2012

The Rolling Stones

50 años de transgresión e irreverencia. Rock 'n' Roll.



 

domingo, 8 de julio de 2012

Atapuerca




José María Bermúdez de Castro

Atapuerca es un libro abierto de la evolución humana en Europa, un registro de la ocupación de esa zona durante más de un millón de años. Es un cruce de caminos entre la cuenca del Ebro y la del Duero y los humanos siempre nos hemos desplazado por la cuenca de los ríos, donde hay agua, vegetación, animales…

Es un lugar un poco elevado desde donde se divisa todo el entorno, y con agua abundante, vegetación… Los homínidos, encima, tenían allí una urbanización, un sistema de cuevas donde encontrar refugio. Las condiciones de fosilización en esas cuevas son óptimas porque todo hueso que caía allí se ha conservado, mientras que si caía en campo abierto se perdía.







Es un trabajo muy especial porque, durante el invierno, cada equipo desarrolla la labor en su laboratorio, pero el trabajo de campo en el que estamos todos es la base esencial: si no encontramos fósiles no hay nada que hacer.

Estamos en los comienzos. Atapuerca no tiene fin, puede haber millones de fósiles. Pero es esencial que siga habiendo interés científico, medios económicos y equipos de investigadores para que siga funcionando. 

ALICIA RIVERA @ELPAÍS







 Fundación Atapuerca

lunes, 25 de junio de 2012

El 'crack' del 29

El inicio del gran crac había comenzado meses antes. Alentados por la fácil obtención de crédito a precios ridículos, el mecanismo de las compras a plazo y una legislación poco clara y coherente, prácticamente todo ahorrador que se consideraba inteligente invirtió su dinero, y el que no tenía, en la Bolsa.

Así se explica que, entre 1926 y finales de 1928, el industrial del Dow Jones se doblara y en sólo tres meses, los del verano de 1929, este índice subiera otro 25%. Para el 3 de septiembre, cuando alcanzó su cota máxima, estaba ya en 381 puntos.

La fiebre por el mercado llegó a tal extremo (bastaba desembolsar tan sólo un 10% del precio de la acción con un dinero que costaba únicamente un 10% al inversor y un 5% al banco que acudía al Federal Reserve Board) que muy pocos prestaron atención a las noticias sobre los indicadores económicos. Así, John Galbraight recuerda cómo, en medio del verano de 1929, los síntomas de la crisis eran alarmantes. La construcción había descendido notablemente; la inversión en nuevas viviendas se había dirigido hacía otros objetivos; los inventarios industriales continuaban creciendo, hasta llegar a triplicarse de 1928 a 1929; el consumo, consecuentemente, se reducía.

Wall Street hizo caso omiso de las señales de alerta. El 3 de septiembre, el índice del DJ tocaba techo ignorando las medidas del Banco Central. General Electric, ATT, US Steel, etcétera, continuaban aumentando el valor de sus acciones, en un ascenso ininterrumpido de doce años seguidos, y las declaraciones de banqueros y agentes alentaban aún más a seguir esta tendencia.

Hasta el 24 de octubre, el llamado jueves negro. Ese día, tras un mes casi entero de pequeños reajustes, el Dow Jones perdió en una solajornada un 12% de su valor. El día anterior, el mercado había conocido momentos de ansiedad y temor, pero el hecho de que fuera una jornada en medio de tantas buenas, apenas tuvo impacto ese mismo día. A la jornada siguiente, sin embargo, todo cambió. Las órdenes de ventas inundaron las oficinas de los brokers, el pánico invadió el edificio y sus autoridades incluso llegaron a cerrar la galería de visitantes.

El lunes, la situación volvió a las mismas que el jueves. Los bancos, temerosos de una nueva repetición, comenzaron a protegerse de los agentes. Estos, de sus clientes, y éstos, de sí mismos. Ese día, la General Motors perdió casi 2.000 millones de dólares en el valor de su capital efectivo. A la jornada siguiente, el famoso martes negro, día 29 de octubre, festividad de los santos Narciso y Feliciano, el mercado estaba ya sin ningún tipo de control. A las tres horas, ocho millones de acciones habían cambiado de manos. Al cierre, el número se elevó a 16,4 millones.

Alguien quiso cerrar la Bolsa, pero los directores decidieron, de mutuo acuerdo, mantenerla abierta al costo de unas pérdidas, en sólo dos días, de 69 puntos en un Dow Jones que quedó a 230.

La gran depresión había comenzado, y a qué costo. En 1933, el producto nacional neto norteamericano era, a precios constantes, un 50% inferior al de 1929, el desempleo afectaba a un 25% de la población activa y la renta per cápita era, ese mismo año, la misma que en 1908. En resumen: un salto atrás de un cuarto de siglo y un golpe psicológico cuyo recuerdo hoy todavía levanta heridas en el mundo occidental.

"Jueves negro"; el día en que sucumbió Wall Street
ALBERTO VALVERDE 24 OCT 1979


Toma el dinero y corre


sábado, 16 de junio de 2012

Los años del hambre

Los resultados de las investigaciones en la historia económica del franquismo son unánimes y coinciden en señalar la profundidad y duración de la depresión que sufrió la economía española durante los años cuarenta. Basta echar un vistazo a la evolución de las macromagnitudes más significativas -producción agraria e industrial, comercio exterior, inversión, PIB o PIB per cápita- para hacerse una idea de la magnitud del desastre.

Para la mayor parte de los españoles fueron, sencillamente, los años del hambre, del estraperlo, de la escasez de los productos más necesarios, del racionamiento, de las enfermedades, de la falta de agua, de los cortes en el suministro de energía, del hundimiento de los salarios, del empeoramiento de las condiciones laborales, del frío y los sabañones.

La otra cara de la moneda fue la restauración de la propiedad privada, la recuperación de los beneficios de las empresas y de la banca, el desvergonzado enriquecimiento de los grandes estraperlistas protegidos del Régimen y el restablecimiento de los privilegios de la Iglesia y el Ejército.






El aislamiento internacional de España también debe matizarse. En primer lugar, hay que decir que fue más espectacular, por la retirada de embajadores y la condena de la ONU, que efectivo en términos económicos. Franco había contado con las simpatías de Churchill, de las grandes empresas americanas y de las finanzas internacionales; el comercio con Reino Unido y otros países europeos nunca se interrumpió, y la ayuda a Argentina fue fundamental para la supervivencia del Régimen.

El nacionalismo y el rechazo a lo extranjero culminaron en el ideal de la autarquía. Con el tiempo, y a la vista del fracaso, los dirigentes del Régimen intentaron cambiar la historia, afirmando que la autarquía había sido impuesta desde el exterior.

La monetización del déficit fue una fuente permanente de inflación y un saneado negocio para la banca que consolidó su poder sobre la economía española. Además, aumentó la injusticia fiscal ya que la inflación golpeó más duramente a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

En 1951 se produjo un cambio de Gobierno que incluía algunos ministros —Cavestany, Arburúa y Gómez de Llano— más o menos críticos con la política autárquica y partidarios de introducir reformas de signo liberalizador.

Pero los cambios vinieron impulsados, fundamentalmente, desde el exterior, desde Estados Unidos, la gran potencia dominante en el mundo occidental. El estallido de la guerra fría, la caída de China en manos del Partido Comunista, la fabricación de la bomba atómica por la URSS y la guerra de Corea impulsaron el proceso de acercamiento hacia España.

La dictadura y la persistencia de planteamientos autárquicos e intervencionistas impidieron que España se beneficiase plenamente de la época dorada del capitalismo. A finales de los años cincuenta, la virtual quiebra exterior obligó a adoptar un programa de excepción, de nuevo gestado en el exterior: el Plan de Estabilización de 1959.

Tras el éxito del Plan, los años sesenta fueron, finalmente, los del desarrollo. Las causas no hay que buscarlas en la política económica interna, sino en el efecto de arrastre de una economía mundial en la mejor década de la historia. Sin embargo, el modelo de industrialización ocultaba problemas y carencias que se manifestarían al acabar la etapa de prosperidad: la economía seguía intervenida y fuertemente protegida, la hacienda mantenía todos sus defectos, el sistema financiero continuaba gozando de su posición oligopolista, persistía el atraso tecnológico, científico y educativo y se había levantado un sector industrial basado en tecnologías maduras y de elevados consumos energéticos.

CARLOS BARCIELA @ELPAÍS

miércoles, 6 de junio de 2012

Ziggy




Editado originalmente por RCA Victor el 6 de junio de 1972, Ziggy Stardust era el quinto álbum de Bowie y fue coproducido por el propio artista y Ken Scott. Fue compuesto mientras Bowie trabajaba en 1971 en el álbum 'Hunky Dory' y se grabó en Trident Studios (Londres) entre el 8 de noviembre de ese año y el 4 de febrero de 1972, con Mick Ronson (guitarra, piano, coros, arreglos de cuerda), Trevor Bolder (bajo), Mick Woodmansey (batería), Rick Wakeman (teclados) y Dana Gillespie a los coros de 'It Ain't Easy'. Además de cantar, Bowie tocó la guitarra acústica, el saxo y el clavicordio, involucrándose también en los arreglos.
(EUROPA PRESS)



domingo, 3 de junio de 2012

Ellas también hicieron las Américas



Isabel Barreto. La única almiranta de Felipe II y su nombre no dice nada. Aventurera a la altura de Magallanes y Orellana. Soñadora capaz de ajusticiar a un marinero desobediente y avisar a navegantes: “Señor, matadlo o hacedlo matar… y si no, lo haré yo con este machete”. En 1595, tras enviudar, asumió el mando de la expedición que había partido de Perú en busca de las islas Salomón, donde ella y su marido, Álvaro de Mendaña y Neira, ubicaban Ophir, un reino de oro y piedras preciosas, otro Eldorado de los tantos de la época. Ni le intimidó la idea de cruzar el Pacífico ni le atemorizó hacerse cargo de una tripulación de héroes y villanos a partes iguales, que conspiraban para amotinarse cada dos por tres, que a la mínima amenazaban con beber en la calavera del prójimo, que malvivían a fuerza de agua con cucarachas podridas y tortitas amasadas con el mar. En su búsqueda de las Salomón se toparon con las desconocidas islas Marquesas, donde fondearon. No cabe duda de que Isabel Barreto desconocía el desaliento. Con 7.000 millas náuticas a sus espaldas, el descontento de la tripulación soplándole en el cogote y un marido recién fallecido, ordenó zarpar hacia Filipinas. Pocos discutirían sus cargos (almiranta, gobernadora de Santa Cruz y adelantada de las islas de Poniente) cuando avistaron Manila. Allí se casaría con Fernando de Castro, al que contagió su arrebato y embarcó en otra enfebrecida travesía hacia las Salomón.

Una de tantas mujeres que protagonizaron gestas épicas en el Nuevo Mundo y olvidos legendarios en el Viejo. América no solo fue cosa de hombres.

Una de las razones por las que se ha borrado la presencia femenina es malévola: “Para presentar a los españoles como una panda de piratas que solo buscan sexo y oro. Las mujeres humanizan el proceso”, expone Juan Francisco Maura, que achaca el silenciamiento al gran peso de la historiografía anglosajona para contar la aventura americana hispana. “En general presentan a los anglosajones como colonos, sin el matiz violento de la conquista, mientras que dibujan a los españoles como saqueadores y violadores que querían hacerse ricos”.




Descendiente de españoles, sor Juana Inés de la Cruz nació en México en 1651
Brillante, culta, aguda y sensible, reivindicó el papel de las mujeres oprimidas






¿Cuándo fueron las primeras? De la mano de Colón. En el tercer viaje del almirante (1497-1498) iban a bordo 30 mujeres a petición de los reyes Isabel y Fernando, aunque en los últimos años, según Maura, se ha constatado la presencia de embarcadas en el segundo (1493) y algún historiador sostiene que podrían haber participado en el primero (1492). Se desconoce con exactitud cuántas partieron hacia América porque muchas no figuran en los registros y otras viajaron ilegalmente, pero entre 1509 y 1607 se han contabilizado, según la investigadora de la Universidad de Alicante Mar Langa Pizarro, 13.218 pasajeras. Emigraron muchas –el 36% de los inscritos–, y entre ellas, algunas poderosas. 

Hubo armadoras como la sevillana Francisca Ponce de León, que fleta su nao San Telmo a Santo Domingo 17 años después del descubrimiento; gobernadoras como Beatriz de la Cueva, que rigió los destinos de Guatemala; innovadoras como María Escobar, la primera en importar y cultivar trigo en América; empresarias como Mencía Ortiz, que funda una compañía para enviar mercancías a las Indias en 1549, o feroces conquistadoras como la extremeña Inés Suárez, que embarcó en 1537 como servidora de Pedro de Valdivia y acabó siendo su amante y guerreando contra los araucanos en Chile, a cuyos caciques (presos) decapitó sin contemplaciones. No eran tiempos de convenciones que defendiesen derechos de prisioneros de guerra.
TEREIXA CONSTENLA


NO FUERON SOLOS. Mujeres en la conquista y colonización de América

viernes, 1 de junio de 2012

Albéniz









Isaac Albéniz, Camprodón, 29 de mayo de 1860 - Cambo-les-Bains, 18 de mayo de 1909



martes, 29 de mayo de 2012

Hombre



Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!


Blas de Otero
Ángel fieramente humano, Ínsula, Madrid, 1950

lunes, 28 de mayo de 2012

La bandera de Annecy




Pelearon tres años por sus ideas o porque no les quedaba más remedio y luego, derrotados y exhaustos, cojeando de sus heridas, temblando bajo mantas raídas y a veces llevando con ellos a sus viejos, sus mujeres y sus zagales, se internaron en Francia con un poco de tierra española en el puño que llevaban en alto hasta que los gendarmes de los campos de concentración les obligaron a soltarla a culatazos. Pasaron miseria en Argelés, construyeron fortificaciones o se alistaron en la Legión Extranjera y los batallones de marcha. Luego vinieron los alemanes y toda Francia se fue a tomar por saco, y se encontraron fugitivos, entre dos fuegos, sin otra salida que echar mano a los fusiles que tiraban los soldados en retirada y vender cara su piel. Lucharon en el maquis, escaparon a Inglaterra cuando Dunkerque, fueron detenidos por los alemanes o entregados por los mismos franceses, murieron en los campos de exterminio nazis, liberaron Francia y combatieron en suelo alemán, y algunos, una pequeña parte de los que cruzaron los Pirineos en 1939, aún quedaron para contarlo.





No hay nada glorioso en la guerra. Sólo dolor, sangre y mierda. Los monumentos y los homenajes y las banderas y las fanfarrias los barajan aquellos hijos de puta que nunca estuvieron en un agujero lleno de barro, con el miedo en los ojos y la boca seca, ni jamás tuvieron que salir de allí para correr ladera arriba en nombre de vaya usted a saber qué, con la metralla zumbando por todas partes, cuando no te importa ni el lugar de donde vienes ni el lugar adonde vas, y sólo ansías correr, y correr, y correr hasta que todo termine de una puñetera vez. Pero, incluso sabiendo todo esto, cuando repaso las fotos de esos fulanos morenos, mal afeitados, que me miran desde el papel amarillento y la distancia de cincuenta años, no puedo evitar un estremecimiento, y que me venga a la boca una sonrisa agridulce, quizá tierna. Una sonrisa instintiva, de orgullo solidario. A fin de cuentas eran mis paisanos, y no se dejaron degollar por ahí afuera como borregos. Estaban solos, abandonados, fugitivos, nadie daba un duro por ellos, y España y el resto del mundo miraban hacia otro lado. Ya no tenían ningún sitio adonde ir, así que se quedaron de pie y pelearon. Con su colilla en la boca y un par de cojones.

Arturo Pérez Reverte
Patente de Corso

El Semanal, 30 de abril de 1995



sábado, 19 de mayo de 2012

Rocroy

`Rocroi. El último tercio´ narra -pintar con talento es una forma de narrar tan eficaz como otra cualquiera- la situación en el campo de batalla de Rocroi hacia las diez de la mañana del 19 de mayo de 1643, cuando los veteranos de la destrozada infantería española, formando el último cuadro, esperaban impasibles el ataque final de la artillería y la caballería francesas. Último ataque, éste, que no llegó a producirse. Admirado el duque de Enghien por la resistencia de los españoles -murallas humanas, los llamaría Bossuet- permitió a los supervivientes capitular con todos los honores, en los términos que se concedían a las guarniciones de plazas fuertes.



(clickar sobre la imágen para ampliarla)




Rocroi. El último tercio - Augusto Ferrer-Dalmau






El soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno.


Arturo Pérez Reverte














miércoles, 16 de mayo de 2012

La Albuera, 1811

Arturo Pérez Reverte
Como español -cada cual nace donde puede, no donde quiere- estoy harto de que todos los historiadores y novelistas británicos, barriendo para casa, describan a los marinos y soldados de aquí como chusma incompetente y cobarde que olía a ajo. Por eso, cuando tengo ocasión de recordar algún lance donde a los súbditos de Su Graciosa les rompieran los cuernos, disfruto como gorrino en bancal de zanahorias.

En plena Guerra de la Independencia, 34.000 españoles, ingleses y portugueses se batieron allí durante cinco horas con 23.000 franceses que iban a socorrer Badajoz, rechazándolos. Dos brigadas británicas fueron casi aniquiladas; las tropas españolas, registrando incluso las cartucheras de los muertos, mantuvieron la línea frente a los asaltos franceses, y en el campo quedó muerto o herido uno de cada cinco combatientes. La Albuera fue una de las más sangrientas batallas de la guerra de España. Y por supuesto, desde los historiadores ingleses de la época -Napier, Londonderry, Oman- hasta los de ahora, todos coinciden en atribuir a sus tropas el peso de la batalla, dejando a los españoles, como también ocurrió con la batalla de Chiclana, en un modesto y aseadito segundo término.

Sin embargo, la realidad fue otra. Cartas y relatos de testigos, ingleses incluidos, permiten hoy establecer lo que realmente ocurrió en La Albuera. José Manuel Guerrero Acosta se ha tomado en los últimos años el trabajo de desempolvar todos esos partes de guerra.

La brigada inglesa fue destrozada, además de otra que andaba por allí. Asumir un error táctico de ese calibre, dos brigadas de Su Majestad pasadas por la cuchilla de picar carne, era duro de tragar para Wellington. Y cuando leyó el parte donde el general Beresford contaba lo ocurrido, exigió otro donde se omitiera la desastrosa maniobra, así como el hecho de que los españoles resistieron a solas los dos primeros asaltos. Quería algo que sonase más a tenaz y heroica resistencia inglesa. Y esa segunda versión, adecuada al orgullo nacional británico, fue la publicada por la prensa y adoptada oficialmente en los libros de Historia.

Historiadores y novelistas británicos llevan doscientos años asegurando que, en la guerra peninsular, las tropas de Napoleón fueron derrotadas sólo por Wellington; a veces, eso sí, con la colaboración -a regañadientes, por supuesto- de la miserable chusma española que, en las siempre gloriosas y heroicas batallas inglesas, se limitaba a llevarle el botijo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Mujeres artistas, las "olvidadas"

Ángeles Caso - EL PAÍS, 8-3-2012

“El arte es ajeno al espíritu de las mujeres,
pues esas cosas solo pueden realizarse con mucho talento,
cualidad casi siempre rara en ellas”
Boccaccio



Hace 25.000 años, en algún lugar cercano a lo que hoy llamamos el mar Cantábrico, un grupo -¿de hombres?- se abrió paso monte arriba entre los acebos y los tojos, camino de una gruta en cuya oscuridad se adentraron. Aquella mañana milagrosa, sobre las paredes de la caverna dejaron la representación pintada o grabada de los animales de su entorno, caballos, bisontes o ciervos. Y una curiosa cantidad de siluetas de manos, que lograron hacer colocando sus palmas contra la piedra y escupiendo alrededor pigmento de ocre.










Ahora, un programa informático diseñado por científicos del Centre National de la Recherche Scientifique ha demostrado que algo más de la mitad de esas siluetas corresponden, por sus medidas y su morfología, a cuerpos femeninos. Las mujeres estuvieron allí, y podemos suponer que participaron igualmente en la representación de otras figuras. En el paleolítico hubo mujeres “artistas”, que pintaron en las grutas entremezcladas con los hombres.

El códice de los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana, que se conserva en la catedral de Gerona, es una obra maestra del género. El libro se terminó el 6 de julio de 975 en el scriptorium del monasterio de San Salvador de Tábara (Zamora), y está firmado por “Emeterio, monje y sacerdote” y “
Ende, pintora (pictrix) y sierva de Dios”. Un primer nombre de mujer para la historia del arte español.






Ahí están, como pequeños rayos de luz lunar en ese universo mayoritariamente masculino, Sofonisba Anguissola (1532-1625), que durante 13 años retrató a los miembros de la familia de Felipe II. Lavinia Fontana (1552-1614), que pintó para el Papa Clemente VIII y llegó a cobrar por sus retratos lo mismo que el gran Van Dyck. Artemisia Gentileschi (1593-1652), que ganó tanto dinero con sus espléndidos cuadros que pudo casar a sus hijas con nobles españoles, previo pago de enormes dotes. Judith Leyster (1609-1660), que alcanzó un gran éxito en Holanda. Luisa Roldán, La Roldana (1652-1704), exquisita escultora de cámara —el máximo honor de la época— de Carlos II y de Felipe V. Rosalba Carriera (1675-1757), favorita en muchos palacios e introductora de la técnica del pastel en la Francia del rococó. Angelica Kauffmann (1741-1807), que se enriqueció en Inglaterra con sus obras neoclásicas. Elisabeth Vigée-Lebrun (1755-1842), retratista preferida de María Antonieta y codiciada por la nobleza de toda Europa.






Son únicamente algunos nombres del notable grupo de mujeres que precedieron a las impresionistas y post-impresionistas —Berthe Morisot, Mary Cassat, Eva Gonzalès, Camille Claudel, Lluïsa Vidal o Suzanne Valadon— y a las artistas de las primeras vanguardias. Solo entonces, a finales del siglo XIX, cuando la condición femenina comenzaba lentamente a cambiar, empezaron a aparecer en las escuelas de arte decenas de muchachas que aspiraban a convertirse en artistas, ya no como “rarezas”, sino como auténticas iguales y colegas de los hombres.






La presencia femenina en el mundo de las artes europeas fue rara hasta finales del siglo XIX, igual que lo fue en cualquier otra actividad que supusiera beneficios cuantiosos y prestigio social. Todas esas mujeres fueron reales. Existieron. Pintaron o esculpieron. Y triunfaron. La gran pregunta es por qué no aparecen en la mayor parte de los libros de historia del arte. Y por qué no vemos sus obras en los museos. Supongo que la respuesta la tienen los hombres que, mayoritariamente, han ejercido como historiadores, críticos y conservadores hasta tiempos muy recientes.


De genios y Musas

Lyubov Popova

jueves, 3 de mayo de 2012

Las Eta Acuáridas

Las eta Acuáridas se ven mejor desde el hemisferio sur del planeta. Este año pueden verse del 18 de abril al 27 de mayo, siendo su máximo el 5 de mayo.

"Cada meteoro eta Acuárida es un trocito del Cometa Halley que hace una caída en picada suicida en nuestra atmósfera", explica Bill Cooke, un astrónomo de la NASA.

Mensajero de épocas tempranas del universo, el Cometa Halley completa una órbita alrededor del Sol cada 76 años. Cada vez que pasa cerca del Sol, el intenso calor solar evapora aproximadamente 6 metros de hielo y rocas del núcleo del cometa. Las partículas residuales de este proceso, cada una del tamaño aproximado de un grano de arena, se esparcen a lo largo de la órbita del cometa, llenándola así de minúsculos meteoroides.

"Aunque el Cometa Halley se encuentra por el momento en las profundidades del sistema solar exterior, y no regresará a la Tierra hasta el año 2061, nos deleita con una lluvia de meteoros dos veces por año, cuando nuestro planeta pasa por la nube de residuos".

El nombre de Eta Acuáridas se debe a que su radiante parece yacer sobre la constelación Acuario, cerca de una de sus estrellas más brillantes, η Aquarii.

martes, 1 de mayo de 2012

La ciencia es apátrida

Un investigador que trabaja en un pequeño instituto de la calle Serrano de Madrid, un poner, publica sus contribuciones al conocimiento, sin prever que alguien, en otra parte del mundo, hace uso de ellas para desarrollar una aplicación merecedora de protección por patente.


"No existe una ciencia nacional, de la misma manera
que no existen tablas de multiplicar nacionales"
A. Chejov


"La ciencia y el arte pertenecen a todo el mundo y ante ellos
se desvanecen las barreras de la nacionalidad"
W. Goethe

Los estados nación son artefactos de creación bastante reciente, que empezaron a tomar cuerpo a mediados del siglo XVIII y cuajaron ya de manera inconteniblemente exitosa en el siglo XIX, prolongando su vigencia a lo largo del sangriento siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI.

Su aportación a la historia de la humanidad es de compleja valoración, pero se podría destacar en ellos, sobre todo, su eficaz contribución a la matanza de decenas de millones de personas en la flor de la vida, personas que sin la existencia de esos inventos legitimadores de la violencia fratricida, igual habrían llegado a la ancianidad.

JAVIER LÓPEZ FACAL
La ciencia es apátrida

lunes, 16 de abril de 2012

Las Lýridas

Las Lýridas, una lluvia de meteoros de actividad moderada (18 meteoros/hora), tiene lugar cada año entre el 16 y el 25 de Abril, alcanzando el máximo de intensidad durante de la noche del 22 de Abril.

Tienden a ser brillantes y con frecuencia dejan rastros. Pueden verse cerca de 10-20 meteoros por hora en el pico, aunque se caracterizan por oleadas que a veces pueden dar una tasa de hasta 100 meteoros por hora. Los arranques, raros, no son fáciles de predecir, pero son una de las razones por las que las Lýridas hacen que merezca la pena trasnochar.








El radiante de esta lluvia se encuentra en la constelación de Lyra, que nace en el noreste a las 10 pm. Por fortuna, en 2012, la luna nueva garantiza un cielo oscuro en la noche y horas de la mañana, el mejor momento para observar la lluvia de las Lýridas. Como regla general, el mayor número de meteoros Lýridas cae en las horas de oscuridad antes del amanecer. La noche óptima probablemente será de la noche 21 de abril hasta el amanecer 22 de abril, aunque las noches anterior y posterior también pueden ofrecer un puñado de meteoros. Sin luna para ocultar la pantalla de este año, tenemos la seguridad de cielos oscuros para la lluvia de meteoros.






La lyra (en griego: Λύρα) o lira ya era tocada en la civilización
sumeria, hace 5.000, años para deleitar a la realeza de las ciudades estado.

En la mitología griega, la Lira fue inventada por Hermes cuando aún era un niño regalándosela posteriormente a su hermanastro Apolo, el dios de la música, a quien se asoció para siempre.

Apolo regaló a su hijo Orfeo la Lira cuando este aún era niño. De mayor, Orfeo se convirtió en poeta y músico, y se casó. Al poco de casarse, Eurídice murió a causa de la picadura de una serpiente en un pie. Orfeo, desolado, bajó a los infiernos para suplicar a Hades, dios de los muertos, por la vida de su esposa acompañando sus súplicas con cantos adornados con la Lira.









Hades quedó impresionado por el amor de Orfeo y decidió restituir la vida de su amada con la sola condición de que no la mirara hasta que estuvieran ambos en el mundo exterior. Pero Orfeo fue incapaz de soportar la desesperación de no ver si era realmente su esposa quien le seguía hacia el mundo real y casi terminado el camino, volvió la cabeza y al mirar a su esposa, esta se desvaneció para siempre.

Orfeo quedó tan desolado que se dedicó a vagar por los desiertos, cantando tan sólo a las piedras hasta que se tropezó con tres mujeres tracias que le mataron y arrojaron su cabeza al río Hebro mientras seguía pronunciando el nombre de su amada. La cabeza llegó a Lesbos, cerca del templo de Apolo, donde las Musas escucharon su llanto y le sepultaron. Su instrumento musical fue homenajeado como la constelación de Lyra.



martes, 10 de abril de 2012

La crisis del siglo XIV


Hacia finales del siglo XIV el pago de los intereses de la deuda pública representaba entre la mitad y las tres cuartas partes del gasto municipal en las grandes ciudades italianas, francesas, alemanas, flamencas y holandesas. La Hacienda del reino de Mallorca quebró finalmente en 1405. En los años anteriores se habían desplomado muchas bancas privadas en Barcelona, Valencia y la misma Mallorca, pero ahora no se trataba ya del hundimiento de entidades financieras particulares, sino de la bancarrota de todo un reino. La imparable escalada de la deuda, uno de los mejores barómetros y a la vez una más de las múltiples causas de la crisis del siglo XIV, tenía su origen en las continuas peticiones pecuniarias de la monarquía, motivadas a su vez por el incremento del gasto bélico, y, en menor medida, en el desarrollo del propio aparato administrativo.

En la península Ibérica las
campañas militares se suceden una tras otra a lo largo del trescientos: las cruzadas castellano-aragonesas contra Granada; la batalla del Salado, en la que las fuerzas combinadas de Castilla y Portugal derrotaron a los benimerines; la conquista de Cerdeña y las guerras continuas con Génova por el control del Mediterráneo occidental; la reintegración de Mallorca a la Corona de Aragón; las revueltas nobiliarias castellanas y las guerras de la Unión aragonesa y valenciana; y, sobre todo, la guerra civil castellana, que a su vez derivó en una guerra abierta entre las coronas de Castilla y Aragón, una guerra larga, costosa y destructiva que se inserta también en el marco general europeo de la Guerra de los Cien Años.

Las guerras segaban vidas, arrasaban las cosechas, asolaban pueblos y ciudades, interrumpían el comercio, dificultaban el abastecimiento y frenaban el crecimiento, pero también exigían fuertes sumas de dinero. Y el dinero salía de las ciudades y de las comunidades rurales, sometidas a nuevas y mayores exacciones, que de ser inicialmente extraordinarias pasaron a convertirse en ordinarias.






Los primeros historiadores que se ocuparon de ella y los propios contemporáneos destacaron sobre todo la conjunción de catástrofes y calamidades que se abatió sobre la centuria y, en primer lugar, el terrible impacto de la peste negra, que diezmó a la población europea.

Mucho antes que la peste habían hecho su aparición las carestías y las hambres. Un cronista catalán de la época bautizó el año de 1333 como "lo mal any primer", el inicio de todos los males, cuando una mala cosecha disparó el precio de los cereales y extendió el hambre y la muerte por toda la Península. En el norte de Europa la crisis había empezado una generación antes, con la gran hambruna de 1315-1317.

Frente a una visión catastrofista que situaba el origen de la crisis en la incidencia de factores exógenos como la peste y el enfriamiento climático (en el siglo XIV, en efecto, se inició lo que se conoce como la pequeña Edad del Hielo, que se prolongaría hasta mediados del XIX), la mayoría de los historiadores se ha decantado tradicionalmente por atribuir sus causas a factores de naturaleza endógena, como el desequilibrio entre población y recursos, los rendimientos decrecientes, la estructura de clases, la conflictividad social, la guerra permanente, la competencia entre los nuevos Estados emergentes o el aumento de la presión fiscal.

Para los historiadores neomaltusianos las causas de la crisis se encontrarían en las limitaciones internas del propio crecimiento -demográfico y económico en general- que había caracterizado a la economía europea en los tres siglos precedentes, del XI al XIII. La inflexión se habría producido ya en las últimas décadas del doscientos, cuando hicieron su aparición en algunas regiones -ciertamente no en la península Ibérica- los primeros síntomas de agotamiento, de haber llegado ya al final de la gran expansión medieval.

Como en el caso de una burbuja, una verdadera fiebre especulativa se apoderó del mercado inmobiliario y presionó los precios al alza de manera irracional.

En todo caso, la crisis se saldó con una profunda reorganización del sistema feudal, desde sus bases económicas (una mayor especialización e intensificación agrícola, mayores tasas de urbanización, el desarrollo de la manufactura, el incremento de la comercialización, la reducción de los costes de transporte) hasta sus estructuras políticas e institucionales (con el afianzamiento de las monarquías territoriales y la centralización del poder político y militar). Fue en este sentido, como la denomina Epstein, un proceso de "destrucción creativa".



La Pequeña Edad del Hielo


El público prefiere...