domingo, 25 de mayo de 2014

La Guerra del 14



Un niño mira un monumento en recuerdo de las víctimas de la Primera Guerra Mundial
 lleno de amapolas rojas, en Canberra (Australia)




“Se crea la ilusión óptica de que Europa era un volcán a punto de estallar, como si hubiese algo inevitable, como si las personas que tomaron las decisiones que llevaron a la guerra fuesen víctimas de otras fuerzas. Me parece una visión equivocada. Esta guerra fue elegida por los hombres de Estado que la desencadenaron. Pensar en cómo explica mucho mejor como ocurrieron las cosas.

Imagine que el complot para asesinar al archiduque hubiese fracasado. Sabemos que hubiese regresado a Viena y hubiese despedido a su muy belicoso jefe del Estado Mayor, Franz Conrad von Hötzendorf. Las voces a favor de la paz hubiesen prevalecido. El peligro de guerra entre Austria y Serbia hubiese estado mucho más lejano.

“Imagine también otro posible camino: los británicos estaban barajando en el verano de 1914 abandonar su relación con Rusia y buscar una alianza con Berlín, lo que hubiese ocurrido en julio, pero no pasó a causa de la crisis. Se abre una constelación totalmente diferente. Las causas que explican cómo pasamos de Sarajevo a una guerra Europa, 37 días después, son decisiones a muy corto plazo, muy rápidas.








Se puede establecer un paralelismo más profundo con la actuación de los Gobiernos europeos durante la crisis. Todos los actores eran conscientes en 1914 de que existía el peligro de un desastre total, pero no era suficiente para superar su egoísmo. Los dirigentes de 1914 me recuerdan a los jugadores en un casino: existe una desconexión total entre las ganancias que los jugadores creen que van a conseguir y el mismo hecho de que el casino exista, y es un negocio precisamente porque al final siempre pierden.

Sonámbulos es una mina de información sobre los actores que empujaron el mundo hacia el guerra –todos hombres, que “hacen referencias constantes a su masculinidad en su lenguaje”–, sobre la diplomacia Europa, sobre guerras poco conocidas anteriores a la Gran Guerra –Libia, 1911, por ejemplo–.

Pero también es una obra que enseña a leer el pasado con la mirada puesta en el futuro. “La gran lección de 1914 es que nos enseña hasta qué punto las cosas pueden ir mal cuando la gente deja de hablar, cuando el compromiso es imposible. 1914 también nos recuerda que las guerras pueden llegar como consecuencia de decisiones rápidas y de cambios súbitos e imprevisibles en el sistema”.










En los Campos de Flandes 
John McCrae, 1915
En los campos de Flandes las amapolas se funden
Entre las cruces, hilera tras hilera,
Marcando nuestro sitio; y en el cielo
Vuelan las alondras, lanzando su grito valiente
Apenas oídas, abajo, entre los cañones.
Muertos estamos. Pocos días antes
Vivimos, sentimos amaneceres, vimos crepúsculos rojos,
Amamos y fuimos amados y ahora yacemos
En los campos de Flandes.
Reanudemos nuestro combate con el enemigo:
Desde nuestras inertes manos te lanzamos
La antorcha; tuya es, mantenla en alto.
Si traicionas la fe que los muertos te tenemos
Ya nunca descansaremos,
aunque crezcan las amapolas
En los campos de Flandes.





I Guerra Mundial. 28 de Julio de 1914 / 11 de Noviembre de 1918


domingo, 11 de mayo de 2014

Juan de Villanueva, Arquitectura de Madrid

Diez obras:


1771, Casita del Infante o de Arriba y Casas de Oficio (El Escorial)

Casita de Arriba.jpg


1771, Casita del Príncipe o de Abajo (El Escorial)

Casita del Príncipe 1.jpg


1772, Casita del Príncipe (El Pardo)



1774-1781, Real Jardín Botánico



1785, Gabinete de Historia Natural / Museo del Prado

Archivo:Vista general Museo del Prado.JPG


1788, Nuevo Rezado / Real Academia de Historia

Real Academia de la Historia (España) 03.jpg


1789, Galería de columnas toscanas de la Casa de la Villa

Casa de la Villa (Madrid) 02.jpg


1789, Oratorio del Caballero de Gracia

Real Oratorio del Caballero de Gracia (Madrid) 02.jpg


1790, Real Observatorio

Archivo:Observatorio Astronómico de Madrid 02.jpg


1791, reconstrucción de la Plaza Mayor




Su padre, escultor de origen asturiano, fue uno de los fundadores de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Finalizados sus estudios estuvo pensionado en Roma hasta 1765.
A su vuelta dibujó las antigüedades de Córdoba y Granada en un viaje junto a José de Hermosilla.
De regreso en Madrid fue nombrado académico y arquitecto de los príncipes y los infantes, y en 1789 Arquitecto Mayor de los Reales Sitios.



Juan de Villanueva (Madrid 1739-1811)

jueves, 1 de mayo de 2014

Sociología

Parece claro que el fin último de las reformas de la administración local, educativa, sanitaria, y judicial no es de naturaleza tecnoeconómica sino política. Estamos ante una avanzadilla ideológica encaminada a la transformación del modelo social de convivencia vigente en España (y en Europa) sin que un cambio de tal calado haya sido explicitado en Programa electoral alguno.

Y esa es la causa de que su finalidad se presente de manera soterrada. Un discurso tecnócrata supuestamente desideologizado ha usurpado el lugar que le correspondería a un discurso propiamente político. Así se explican las dramatizaciones sobreactuadas del Gobierno español y de otros agentes acerca de la gravedad de la situación en términos exclusivamente economicistas. A la ya dura gravedad real, se le añade una gravedad construida, exagerada, teatralizada, una retórica hueca plagada de argumentaciones falaces. Con la palabra se construye la realidad y con el teatro, convertido en forma de legitimación política, se sustituye la voluntad popular. Mediante el lenguaje se está tratando de provocar la transmutación de la polis en un soez mercado especulativo.

La naturaleza política de las reformas emprendidas se deja ver con mayor claridad en el tránsito que proponen del concepto de “ciudadano” al concepto de “asegurado”. La salud, la educación o la justicia pierden su naturaleza de derechos políticos para pasar a ser productos consumibles en función de la renta. Con el agravante de que la economía del sujeto ya no dependería de su propia laboriosidad o sus habilidades para el ahorro, depende de decisiones que se toman en brumosos mercados financieros altamente volátiles. En estas condiciones se entiende lo incomprensible: que un partido político democrático tuviese miedo a unas poblaciones “educadas para la ciudadanía”. Era lógico. ¿Para qué iban a formar ciudadanos si lo que pretenden es “recortarlos” mediante su reconversión en asegurados y beneficiarios?

Asistimos a la sustitución de la política democrática en sentido pleno por las decisiones interesadas de unas élites político-económicas que solo conducen a una intensificación brutal de las desigualdades sociales.

Juan Manuel Jiménez @ELPAÍS



EL ROTO, 4  de abril de 2014 @elpais



El público prefiere...