sábado, 4 de julio de 2015

Basquiat






Cuando uno se encuentra cara a cara con lo que hizo Jean-Michel Basquiat sufre una revelación. Afrontar su obra o verse asaltado por ella tiene poco que ver con la "alta cultura" o con los privilegios VIP. Sí guarda mucha relación con las mentiras (visuales, verbales y acústicas) que hoy en día se nos imponen a cada minuto. La revelación es precisamente esta: contemplar todas esas mentiras desarticuladas y deshechas.

Basquiat eligió una estrategia distinta. Intuyó que hoy las verdades vitales y ocultas no se pueden describir con ninguno de los idiomas que se utilizan constantemente para promover mentiras: veía cualquier lengua oficial como un código para transmitir mensajes falsos. Su estrategia como pintor era desacreditar y romper esos códigos y dejar que entraran algunas verdades vibrantes, invisibles y clandestinas. Su táctica como pintor tiene que ver con algunas formas del rap y también guarda relación, aunque de forma distinta, con los empeños de Julian Assange y Wikileaks, en los que actúa a la manera de un saboteador. Como artista, Basquiat deletrea el mundo en un idioma que está deliberadamente -ontológicamente- roto.

JOHN BERGER






Jean-Michel Basquiat, este verano en el Museo GUGGENHEIM BILBAO


 

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