"A mi padre lo fusilaron el 20 de junio de 1939 y después le pusieron una multa de 14.000 pesetas [84 euros] por responsabilidades políticas. Como no las teníamos, nos embargaron. Vinieron a casa y se lo llevaron todo. Con la colcha de novia de mi madre hicieron un palio para el cura; rasgaron los colchones por si teníamos dinero. Nos dejaron en la calle. Yo tenía nueve años, pero no se me olvidará en la vida", cuenta Emilia Cañadas, que ahora suma 82. La de su padre, Antonio, alcalde de Guadalajara al inicio de la Guerra Civil, es solo una de las terribles historias recogidas en La represión franquista en Guadalajara (Ediciones Silente).
Multado después de fusilado
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica
Coraje sin recompensa
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