viernes, 30 de abril de 2010

Los archivos de la censura

DANIEL VERDÚ - Madrid - 18/04/2010

Poetas malos, cursis y snobs. Escritores resentidos que leían y veían marranadas cuando salían al extranjero a puerquear con mujeres fáciles. Rojos. Pseudointelectuales. Esquizofrénicos que escupían alusiones vejatorias a la cruzada en la guerra de liberación. De entre todos ellos, de entre ese hatajo de perdedores, quien más quien menos tiene hoy el Premio Nacional de las Letras o el Cervantes. Autores como Juan Marsé, Francisco Ayala, Antonio Gamoneda o Jaime Gil de Biedma soportaron el lápiz censor de un ejército de lectores a los que nadie conocía -muchos curas y ex militares- que firmaban con un cobarde número para prohibir o ridiculizar sus obras. Porque así era, literalmente, como el régimen les describía a ellos y a sus textos.





El informe de Fiestas.- ANTONIO GABRIEL



El libro Fiestas, de Juan Goytisolo, fue sometido a grandes tachaduras. Pero lo más interesante del informe está al final, cuando el censor considera que es mejor que se publique porque Juan y su hermano Luis son malos escritores. "Hay que desenmascararlos en el extrangero (con g). No darles pie a heroísmos y martirios. Olvidarlos, que se pudrirán solos. No tiene consistencia literaria. Condenémosles a la libertad, libertad vigilada".

Hoy, todos esos informes permanecen en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (el tercero más grande del mundo). Un enorme edificio en cuyos 200 kilómetros de estanterías descansan muchos de los secretos de la dictadura.



miércoles, 28 de abril de 2010

martes, 27 de abril de 2010

Garcilaso
















Si Garcilaso volviera
yo sería su escudero;
que buen caballero era.

(Rafael Alberti, Marinero en tierra)




XXVIII

Boscán, vengado estáis, con mengua mía,
de mi rigor pasado y mi aspereza,
con que reprehenderos la terneza
de vuestro blando corazón solía.

Agora me castigo todavía
de tal salvatiquez y tal torpeza ;
mas es a tiempo que de mi bajeza
correrme y castigarme bien podría.

Sabed que en mi perfecta edad y armado,
con mis ojos abiertos, me he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.

De tan hermoso fuego consumido
nunca fue corazón. Si preguntado
soy lo demás, en lo demás soy mudo.





XI

Hermosas ninfas, que en el río metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas,

agora estéis labrando embebecidas,
o tejiendo las telas delicadas ;
agora unas con otras apartadas,
contándoos los amores y las vidas ;

dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando :

que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.





V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo ;
vos sola lo escrebisteis, yo lo leo
tan solo, que aún de vos me guardo en ésto.

En ésto estoy y estaré siempre puesto ;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros ;
mi alma os ha cortado a su medida ;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos ;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.








Garcilaso de la Vega
Toledo 1501 - Niza 1536


Caballero del ejército imperial de Carlos I, él y su amigo Juan Boscán son los responsables de la introducción de la nueva métrica italiana y los temas renacentistas en la lírica hispánica.

Su obra no es muy abundante. La primera publicación era un apéndice en la obra de Juan Boscán, publicada por la viuda de éste. Rápidamente se editó por separado. Su elegancia y perfección formal le convirtieron en el poeta moderno más tempranamente editado y estudiado.

Garcilaso fue herido de muerte en el asalto a la fortaleza de Le Muy (Provenza) durante la tercera guerra entre Carlos I y Francisco I de Francia.





jueves, 22 de abril de 2010

María Zambrano


El tiempo, pues, constituye la posibilidad de vivir humanamente; de vivir. Ya que el vivir no es lo mismo que la vida. La vida es dada, mas es un don que exige de quien la recibe el vivirla, y al hombre de una especial manera.

(El sueño creador)






El sueño es la aparición estática de la vida. Mas como la vida psíquica es en sí misma movimiento, suceso, el sueño es paradójicamente la inmovilidad de un movimiento, el absoluto de un movimiento. Lo cual viene a suceder en el otro polo de la vida humana: en la creación lograda, y especialmente en el arte que es más movimiento que ningún otro: la Música. La Música es el sueño organizado, el sueño que sin dejar de serlo ha pasado por el tiempo y ha aprendido del tiempo, ha aprovechado del tiempo. Y toda vida bien lograda es la que ha pasado por el tiempo y ha aprovechado de él para realizarse más bien sin dejar de ser en su raíz: la vocación, el amor y el conocimiento.

(El sueño creador)





Y la poesía pura fue a establecer, desde el lado opuesto del romanticismo pero con más profundidad, con más derecho, diríamos, el que la poesía lo es todo. Todo, entendamos, en relación con la metafísica; todo en cuanto al conocimiento, todo en cuanto a la realización esencial del hombre. El poeta se basta con hacer poesía, para existir; es la forma más pura de realización de la esencia humana.
(Filosofía y Poesía)


La palabra de la poesía temblará siempre sobre el silencio y sólo la órbita de un ritmo podrá sostenerla.


Las ruinas son lo más viviente de la historia; pues sólo vive históricamente lo que ha sobrevivido a su destrucción; lo que ha quedado en ruinas.
Y así, las ruinas nos darían el punto de identidad entre el vivir personal —entre la personal historia— y la historia.

(El hombre y lo divino)






Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento afectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas.
El escritor sale de su soledad a comunicar el secreto. Luego ya no es el secreto mismo conocido por él lo que colma, puesto que necesita comunicarle. ¿Será esta comunicación? Si es ella, el acto de escribir es sólo medio, y lo escrito, el instrumento forjado. Pero caracteriza el instrumento el que se forja en vista de algo, y este algo es lo que le presta su nobleza y esplendor.

(Por qué se escribe)








22 de abril de 1904 - 6 de febrero de 1991

martes, 20 de abril de 2010

Historia y Presente

La calidad de nuestra democracia
JULIÁN CASANOVA 17/04/2010

A las dos y cuarto de la tarde del domingo 23 de noviembre de 1975, una losa de granito de 1.500 kilos cubrió la tumba que se había preparado para Francisco Franco en la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. La losa que selló el sepulcro era tan pesada como el legado que Franco dejaba, después de cuatro décadas de guerra de exterminio y paz incivil. De eso han pasado ya casi 35 años y los españoles seguimos opinando -aunque con mucho grito, poco debate y menos fundamento- sobre las virtudes y defectos de la democracia que construimos sin necesidad de derribar el armazón de la dictadura.

La corrupción política, con políticos que la ignoran, y el procesamiento del juez Baltasar Garzón a instancias de los herederos ideológicos del franquismo, nos sitúan de nuevo en la disputa. Recordemos cómo empezó todo y adónde hemos llegado.






Apenas muerto Franco, muchos de sus fieles partidarios dejaron el uniforme azul y se pusieron la chaqueta democrática. La desbandada de los llamados reformistas o "aperturistas" en busca de una nueva identidad política fue a partir de ese momento, sin prisa, pero sin pausa, general. Muchos franquistas de siempre, poderosos o no, se convirtieron de la noche a la mañana en demócratas de toda la vida. Debería dejarse claro, por lo tanto, frente a la opinión sesgada de algunos ilustres ex franquistas que se han apropiado de la transición a la democracia, que el armazón de la dictadura que controlaba el poder cuando Franco murió no contenía el embrión de la democracia y tampoco el Rey, el nuevo Jefe de Estado, ofrecía en ese momento las mejores garantías.






Los políticos y burócratas formados en la Administración del Estado franquista tenían en sus manos el aparato represivo y el consentimiento de una parte importante de la población educada durante años en la desconfianza hacia los cambios políticos, identificada con los valores de la autoridad, la seguridad y el orden. Sin Franco no habría franquismo, pero los franquistas que abanderaron entonces la democracia se beneficiaron de los miedos que ellos y su querida dictadura habían difundido durante décadas: el miedo a los desórdenes y protestas, la machacona propaganda negativa vertida sobre los partidos políticos "rojos" y de la oposición, y el recuerdo traumático de la Guerra Civil, con el temor siempre tan manido de que se pudiera repetir.






Es verdad que desde abajo hubo una poderosa presión social que, ejercida por asociaciones de vecinos, estudiantes, sindicatos, comunidades cristianas, intelectuales y profesionales, trataba de quebrar las posturas inmovilistas, del bunker, que impedían el tránsito hacia un sistema de libertades. Pero el proyecto de Ley para la Reforma Política ideado por Adolfo Suárez y Torcuato Fernández Miranda pasó por las Cortes franquistas, tras ofrecer importantes concesiones al grupo de notables que, alrededor de Manuel Fraga, acababa de fundar Alianza Popular (AP), y fue aprobado en referéndum el 15 de diciembre de 1976 con una elevada participación, el 77% del censo -aunque en el País Vasco se quedó en el 54%-, y un 95% de votos afirmativos, pese a que la oposición democrática había pedido la abstención. Las promesas de paz, orden y estabilidad fueron la gran baza de Suárez para marcar el ritmo y las reglas del juego y para movilizar a mucha gente que con ese apoyo a la reforma política descartaba la "ruptura democrática" y una consulta popular para decidir sobre la continuidad de la Monarquía.




En los dos años siguientes, la historia se aceleró en medio de acuerdos, pactos, decisiones fundamentales y participaciones democráticas. El proceso de reforma legal que desembocó en la celebración de elecciones generales en junio de 1977 -40 años después de las últimas que pudo presidir la Segunda República- y la aprobación de la Constitución a finales de 1978, fue acompañado de una Ley de Amnistía, aprobada el 15 de octubre de 1977, por la que se renunciaba, entre otras cosas, a abrir investigaciones o a exigir responsabilidades contra "los delitos cometidos por los funcionarios públicos contra el ejercicio de los derechos de las personas". Hay quienes creen que ese pacto político de olvido del pasado, sellado por las élites procedentes del franquismo y las fuerzas de la oposición, marcó a la democracia española. En realidad, el miedo a las Fuerzas Armadas y el recuerdo traumático de la guerra y de la represión condicionaban el discurso público y la cultura -o incultura- política de millones de ciudadanos. El escenario estaba dominado entonces por la crisis económica, los conflictos sociales, el terrorismo de ETA y de la ultraderecha, y la amenaza de involución militar. Ese proceso democratizador se basó en la transacción y negociación de las élites políticas con partidos, a izquierda y derecha, de estructuras rígidas y listas cerradas que no estimulaban la afiliación ni la participación de la sociedad civil. La mayoría de la gente aceptó que eso fuera así y las voces disidentes no pudieron, porque tampoco contaban con recursos disponibles, avanzar por otros caminos.





La consolidación de la democracia a partir del triunfo socialista en las elecciones de octubre de 1982 trajo enormes beneficios a la sociedad española, con el desarrollo del modelo autonómico, la extensión del Estado del Bienestar -con políticas fiscales de redistribución de la riqueza-, la integración de España en las instituciones europeas y la supremacía del poder civil sobre el militar. El militarismo pasó a la historia y, pese a la existencia de ETA, un legado de la dictadura que la democracia no ha podido destruir, la violencia ya no es entre nosotros un vehículo de la acción política.






Pero pronto pudo comprobarse también que la democratización y modernización española iba acompañada de altas dosis de prácticas corruptas, de especulación y fraude, de negocios privados a costa del gasto público, a los que no quisieron poner freno ni los gobiernos ni los partidos políticos. Partidos, por otro lado, rodeados de amigos, de personas fieles, que defienden al jefe y a sus propios intereses y que rara vez suelen diseñar un plan de decisiones coherentes destinado a perdurar.

La evolución política, social, económica y cultural de las últimas tres décadas constituye el mayor periodo de estabilidad y libertad de la historia contemporánea de España. Poco o nada queda ya de la visión romántica y aventurera de los viajeros extranjeros que, hasta hace muy poco, tan sólo unas décadas, veían a España como un territorio preindustrial alejado de Europa, a caballo entre la tradición de algunas regiones y la modernidad de otras, obstinado en su atraso e incapaz de superar su traumática historia. Un territorio, como todavía lo describía Gerald Brenan a mediados del siglo XX, "enigmático y desconcertante".







Paradójicamente, cuando más asentada parecía la democracia, después de dejar atrás las partes más funestas del legado autoritario del franquismo, nuevas coacciones y amenazas nos hacen dudar de nuestro modelo político. Algunos poderes fácticos impiden mirar e investigar libremente nuestro pasado violento y, con ello, la reparación política, jurídica y moral de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura. Y muchos políticos, además de no hacer nada frente a eso, muestran una actitud cínica ante la corrupción que les salpica, ufanos de la tutela tan segura que ejercen sobre su electorado. Los ciudadanos estamos muy distantes de los lugares de decisión política y los partidos políticos concentran el poder de forma excesiva en sus líderes y amigos más allegados. Nadie parece estar dispuesto a emprender cambios y reformas que mejoren la calidad de nuestra democracia, sitúen a las instituciones democráticas por encima de los intereses corporativos y partidistas y refuercen a la sociedad civil. Así está el patio.


Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, autor, junto con Carlos Gil Andrés, de Historia de España en el siglo XX (Ariel).


lunes, 19 de abril de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Una puñalada inglesa a la República

Una nueva investigación aporta datos sobre cómo el BOB, un banco británico, asfixió financieramente al Gobierno legítimo

ÁNGEL VIÑAS 15/04/2010


Franco derrotó a la República gracias a la sustancial y continuada ayuda nazi-fascista. También tuvo de su lado el comportamiento de las democracias. Tradicionalmente se ha encuadrado bajo la no intervención. En realidad, en Inglaterra sobre todo, se intervino contra la República. Uno de los ejemplos más notables de tal hostilidad ha quedado oculto hasta ahora en la oscuridad de los archivos.

Como toda buena puñalada que se precie, la inglesa coincidió con un momento de suma gravedad: la crisis militar y política que llevó al cambio de Gobierno en abril de 1938, cuando Prieto salió del Ministerio de Defensa Nacional y Negrín asumió sus responsabilidades.

Fue entonces cuando se produjo una maniobra secreta que ilustra hacia dónde apuntaban los tiros en Londres. Un banco inglés, el British Overseas Bank (BOB), suspendió de golpe las transferencias de divisas que alimentaban la diplomacia y la política exterior republicanas. De la noche a la mañana, embajadas, legaciones, consulados generales y consulados dejaron de percibir los fondos que enviaba el Banco de España desde Barcelona.

Para explicar la puñalada hay que remontarse a 1912. Desde esta fecha un banco, Frederik Huth & Co., aseguraba la tesorería exterior española. Antes había realizado esporádicamente operaciones confidenciales por cuenta del Ministerio de Estado. No en vano había sido, desde la Guerra de la Independencia, uno de los banqueros de la Casa Real en Londres. En marzo de 1936 lo absorbió el BOB, con el personal especializado que trabajaba a las órdenes de un caballero llamado Louis Ernest Meinertzhagen, pariente lejanísimo de Huth. El amable lector tendrá dificultades en encontrar su nombre en los millares de títulos escritos sobre la guerra civil. Lo que entonces fue una operación secreta permaneció como tal durante más de 70 años.

El BOB había trabado discretos contactos con el Banco de España franquista, en Burgos. Al republicano le dijo que seguía los consejos de sus abogados, inquietos por la dualidad de "legitimidades" entre los dos bancos españoles.

El amable lector se preguntará cómo evadió la República las consecuencias de la puñalada. La respuesta es que, a pesar de todos los esfuerzos realizados, tuvo un coste elevado. Muchos diplomáticos no recibieron sueldos durante meses. Las embajadas y consulados se instalaron en la precariedad. Las deserciones y los desplomes de moral aumentaron. La rapidísima actuación de las autoridades republicanas es, sin embargo, ilustrativa. Justifica, a mi entender, el análisis detallado de lo que a todas luces fue una operación extremadamente meditada y conducida con maestría. Confrontados con un desplome del crucial frente exterior, Negrín y el Banco de España no tuvieron otra alternativa que recurrir a los buenos oficios del aparato bancario soviético asentado en Occidente.

¿Qué conclusiones cabe extraer de este episodio? Al menos tres.

La primera es que la apenas encubierta hostilidad de ciertos círculos influyentes de las potencias democráticas y de algunos representantes del capitalismo británico empujaron a la República, en contra de su voluntad, a jugar la carta soviética. Esta constatación no es nueva en modo alguno. Ya la afirmaron los republicanos, aunque después la olvidaran en las querellas del amargo exilio. Es, no obstante, una conclusión que los autores neofranquistas y quienes no han superado los moldes conceptuales de la guerra fría continúan ignorando.

La segunda conclusión es que el honor británico no lo salvaron los burócratas de Whitehall ni los banqueros de la City. Lo salvaron, para la historia, los hombres y mujeres que o lucharon en las Brigadas Internacionales o ayudaron de múltiples formas a la República contra la agresión nazi-fascista y la enemistad de algunos de los sectores más conservadores de su propia sociedad.

La tercera conclusión es que ahora, cuando casi todos los archivos han ido abriéndose, "la evidencia primaria relevante de época", en ellos remansada, termina por imponerse a las mixtificaciones, construcciones ideológicas y puras y simples mentiras. De aquí la importancia crucial de conservar, a toda costa, la que subsiste.

miércoles, 14 de abril de 2010

Millás


Probablemente se pregunte a menudo: "¿Por qué si soy un hombre hecho y derecho no me llamo Millós?". La relación de un escritor con las palabras no es sana. Es, por definición, conflictiva, cuando no traumática o directamente de diván, como es el caso de Millás. El amigo Millás sale a escena como en un monólogo y dicta una lección de comedia a lo Woody Allen, con gotas de Groucho Marx y aires de diccionario secreto en plan José Luis Coll o de greguería de Ramón Gómez de la Serna.


"Las palabras nos hacen y nos deshacen. Tienen un significado dentro de ti y otro fuera".

"De pequeño no comprendía por qué mis hermanas, siendo chicas, comían garbanzos y no garbanzas y por qué a los chicos nos daban remolacha en lugar de remolacho".

"Una vez mi hijo me preguntó qué quería decir 'efímero", relató ayer el escritor. "¿De dónde has sacado esa palabra?", le preguntó en tono un tanto amenazante su padre. "No me lo quería decir. Le presioné. 'De un libro', dijo al fin. '¿Qué clase de libro?', insistí. No me gustaba que fuera recogiendo palabras por ahí, de cualquier sitio".


Las palabras definen un mundo que no puede ser consensuado. Cuando un escritor sabe esto, comprende el conflicto que llevan preñado en su seno, está condenado a desentrañar el misterio. Millás lo supo pronto. Como también comprendió que los vocablos no sólo contienen definiciones: "Que tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce. Las que curaban y las que hacían daño, las que dormían y las que despertaban. Las que proporcionaban inquietud y paz. Había palabras, incluso, que mataban".


lunes, 12 de abril de 2010

Fiestas de Primavera: Las Lupercales


Su nombre deriva supuestamente de lupus (lobo), animal que representa a Fauno Luperco, e hircus (macho cabrío). Fueron instituidas en honor de Pan Liceo (también llamado Fauno Luperco, el que protegía del lobo).

Un cuerpo especial de sacerdotes, los Lupercos o Luperci eran elegidos anualmente entre los ciudadanos más ilustres de la ciudad, que debían ser en su origen adolescentes que sobrevieron de la caza y el merodeo en el bosque durante el tiempo de su iniciación en la edad adulta, lo que por aquel entonces era un tiempo sagrado y transitorio en que se comportaban como lobos humanos. Se reunían el
15 de febrero en la recientemente encontrada gruta del Lupercal (más tarde llamada Ruminal en honor a Rómulo y Remo) en el monte Palatino.







Bajo la sombra de la venerable higuera Ruminalis celebraban el sacrificio de un perro y de un macho cabrío, animales considerados impuros. Después se tocaba la frente de los luperci con el cuchillo teñido con la sangre de la cabra y a continuación se borraba la mancha con un mechón de lana impregnada en leche del mismo animal. Éste era el momento en que los lupercos prorrumpían en una carcajada de ritual. Luego cortaban la piel de los animales sacrificados en tiras llamadas februa (que junto con la deidad sabina Februo, y el sobrenombre de Juno, Februalis, la que purifica, son los posibles candidatos a darle nombre al mes de Febrero). Con este aspecto y casi desnudos, sólo tapados con unas tiras de cuero, salían alrededor del monte Palatino donde golpeaban a todos los que encontraban a su paso. El ser azotado por las tiras de cuero de los luperci equivalía a un acto de purificación.










Para las mujeres, este rito aumentaba su fertilidad poniéndoles las carnes de color púrpura. Éste color representaba a las prostitutas de la época, en particular las que ejercían la prostitución sagrada con los lupercos en el Ara Máxima, también llamadas lupas o lobas. De este color vistió Helena de Troya para ofender a su marido Menelao, que como todos los reyes de la época, trataban como una esclava a sus mujeres. Hoy en día es color del feminismo.












Fuente: Wikipedia
Fotos: Terpsícore

sábado, 10 de abril de 2010

40 years ago

DIEGO A. MANRIQUE - Madrid - 10/04/2010

El 10 de abril de 1970, hace exactamente 40 años, se hacía público un comunicado tajante de Paul McCartney: abandonaba los Beatles -"por diferencias personales, musicales y de negocios"- y el grupo dejaba de existir.

(...) fue Paul, respaldado por John, quién decidió invitar en 1969 a un equipo de filmación durante la grabación del elepé finalmente conocido como Let it be. Ahora sabemos que el experimento fue desastroso, pero el plan combinaba sustancia y audacia: aparte de conseguir una película rentable, esperaban una catarsis regeneradora al obligarse a crear música ante las cámaras.

Fue en esas desdichadas sesiones cuando George Harrison estalló. Menor de edad que los otros, se sentía menospreciado a la hora de repartir juego. George abandonó la grabación, gesto que luego repetiría Ringo Starr.





Harrison, McCartney, Lennon y Starr, fotografiados en 1969, un año antes de su separación.- LINDA MCCARTNEY



Nº 1 hace 40 años





Paul McCartney también daba pisotones a su socio principal. Y Lennon estaba extremadamente sensible: tras separarse de su esposa Cynthia, deseaba reinventarse como creador vanguardista y políticamente activo, al lado de Yoko. El nuevo John no tenía paciencia para los compromisos necesarios en un grupo; consideraba los Beatles como una aventura superada, un tiempo de pactos y mentiras. Poco preparado para enfrentarse con la realidad, se dejó embaucar por un tipo duro, Allen Klein. Su insistencia en instalarle como mánager le llevaría a una colisión fatal con Paul McCartney.



viernes, 9 de abril de 2010

Nuevo homínido: Australopithecus Sediba






Cráneo de la especie Australopithecus sediba descubierto en el yacimiento de Malapa (Suráfrica)- LEE BERGER - BRETT ELOFF






Descubierto un homínido de hace casi dos millones de añosLa nueva especie puede ser un ancestro de la humanidad o una rama lateral extinguidaALICIA RIVERA - Madrid - 08/04/2010

Matthew Berger, un niño de nueve años, acompañaba a su padre, el científico Lee Berger, el 15 de agosto de 2008 en una bien planeada excursión por las cercanías de Johanesburgo (Suráfrica) en busca de restos del pasado. Al poco de llegar al lugar elegido para empezar el rastreo, el chico exclamó: "¡Un fósil!". Él no sabía de qué animal era, pero el padre sí: una clavícula, y cuando dio la vuelta al bloque de piedra que había encontrado su hijo con el fósil, inmediatamente identificó otro, una mandíbula con un canino, y eran de homínido, el máximo trofeo para un paleoantropólogo como él.

Los dos esqueletos de Australopithecus sediba (que significa manantial o fuente en la lengua Sotho de la región) se presentan en la revista Science, que ha rechazado el nombre del joven Matthew entre los firmantes del artículo oficial.

La hembra y el joven cuyos esqueletos bien conservados se presentan ahora medirían 1,27 metros (aunque el chico seguramente crecería aún algo más); ella podría pesar 33 kilos y él, 27; tenían un cerebro pequeño (unos 420 ó 450 centímetros cúbicos frente a los 1.200-1.600 centímetros cúbicos del nuestro), dientes caninos pequeños, brazos largos, manos fuertes, pelvis avanzada y extremidades inferiores largas. Desde luego caminaban -y seguramente corrían- erguidos. Los fósiles han sido datados mediante diversas técnicas entre 1,95 y 1,78 millones de años. De la cronología y del estudio del entorno del yacimiento se ha ocupado un equipo dirigido por Paul Dirks (Universidad James Cook, Australia). Uno de los cráneos está todavía incrustado parcialmente en un trozo de roca, pero los investigadores han decidido no extraerlo por el riesgo de que se pueda romper, pero lo han estudiado con escáner y han obtenido así una reproducción óptima.

"Estos fósiles nos dan una visión extraordinariamente detallada de un nuevo capítulo de la evolución humana, convirtiéndose en una ventana abierta hacia un período clave en el que los homínidos hicieron el crítico cambio desde su dependencia de la vida en los árboles a la vida en el suelo", explica Berger (Universidad Witwatersrand, Suráfrica). "A. sediba presenta un mosaico de rasgos de un animal que se siente cómodo en los dos mundos".

miércoles, 7 de abril de 2010

Guatemala, el paraíso de los canallas





LAURA ESQUIVEL 24/01/2010

Cómo engañan los ojos del cuerpo. Qué limitada es su visión. Siempre pienso en eso cuando subo a un avión. Desde lo alto del cielo, la percepción de las cosas cambia por completo. Me gusta subir sobre las nubes, sobre las ataduras humanas, y confirmar que nadie puede limitar la libre circulación de las partículas por el aire, el viaje del sonido por el espacio ni la proyección de los rayos del sol a través de la atmósfera de la tierra. Voy camino a Guatemala y el azul del cielo me obliga a recordar el añil que tanto usó la cultura maya para decorar sus hermosos palacios y sus grandiosas pirámides. Me acordé de Palenke y Tikal, de Chichén Itzá y Calakmul, de ese color azul que representaba, entre otras cosas, la intención de los mayas de encontrar la Puerta del mundo en la oscuridad absoluta, donde habitaban los ancestros, la Cueva de donde la Montaña Sagrada hizo brotar el agua del Inframundo y con ella la Creación entera; en pocas palabras, la necesidad sagrada y profana de ubicar el punto exacto en que los mundos, todos los mundos, se comunican haciéndose uno. Me gusta esa idea. La idea de una totalidad que a todos nos abarca, que a todos nos incluye y nos mantiene unidos en un lugar en donde no existen las fronteras. Hace tiempo que me estorban las fronteras. Si miramos desde lo alto del cielo, es imposible distinguir la línea que separa Guatemala de México.






¿Quién, sino alguien que hace tiempo no forma parte de una colectividad, podría ser capaz de mutilar, violar, decapitar a otro? Quién sino uno que hace mucho hicimos a un lado y que nunca nos ha preocupado en realidad.

Tal vez ésa es la respuesta: la separación. Quizá de ahí viene todo el problema. Nadie puede agredir lo que considera suyo. Sólo quien se concibe como ajeno a un grupo social puede atacarlo. Sólo quien se concibe separado, desterrado, desamparado, puede ser capaz de ver como enemigos a sus hermanos y asesinarlos.

Organizaciones van y organizaciones vienen. Profetas van y profetas vienen y aún no hemos podido evitar los ataques y los asesinatos porque creer es crear y mientras sigamos creyendo en la violencia como manera de solucionar nuestros problemas, seguiremos creando violencia. Y la violencia provoca miedo, y el miedo, desconexión, y la desconexión, deseo de no pertenencia a un grupo social. Desde mi punto de vista, el cáncer que ataca a Guatemala y a México es un cáncer que no va a desaparecer sólo con nuevas leyes y nuevas penalizaciones, sino con una nueva manera de mirar la realidad que nos regrese al concepto del Inlakesh: lo que te hago a ti me lo estoy haciendo a mí mismo porque somos uno. Lo que quiero para mí es lo que a ti te doy. Recuperar esa sabia manera de concebir el mundo que los mayas tenían seguramente nos ayudaría a vivir de manera pacífica. Curiosamente, en el budismo se le llama maya a la ilusión que provocan nuestras percepciones. Buda pudo despertar del sueño cuando cerró sus ojos. Fue en ese estado de meditación cuando supo quién era y restableció su conexión con la fuente que lo creó -la misma que nos mantiene a todos en unión-. La invitación sigue ahí, las palabras de los profetas siguen ahí, en ese campo de información que nos rodea. Sólo tenemos que entrar en contacto con él para, al igual que los mayas, ver más allá de nuestros ojos y darnos cuenta que formamos parte de un todo indivisible.

martes, 6 de abril de 2010

El poder curativo del Arte




CARLES GELI / 5-4-2010

Asesorado durante años por el buen centauro Quirón (el primero en cultivar plantas medicinales), Asclepio adquirió tanta destreza en el arte de curar que, convertido ya en dios de la Medicina, se atrevió a resucitar a los muertos. Entonces, Zeus lo partió con un rayo: había cruzado los límites de la existencia humana. Como decía Hipócrates, "la labor del médico ha de ser la de restituir la belleza a las formas del cuerpo", pero ese escalón era excesivo. Es un buen contraste en estos tiempos en los que se desmenuza el ADN, con su forma en espiral que recuerda a la serpiente en la que, según la creencia popular, se había escondido Asclepio y que hoy es símbolo de farmacéuticos y médicos.







Todo eso lo recuerda y engarza la eminencia médica Andrzej Szczeklik (Cracovia, 1938) en Catarsis (Acantilado), joya exquisita donde se reflexiona y une medicina, naturaleza, literatura y arte. Y hasta pintura y música y magia. "Hay una estrecha relación entre el estado psíquico del paciente y la enfermedad, pero desconocemos cuál. Por eso, del alma humana sabemos más desde la historia de la literatura que desde los estudios médicos", expone para justificar su inmensa erudición. La que le lleva a escribir: "La medicina y el arte parten del mismo tronco. Ambos tiene origen en la magia, sistema basado en la omnipotencia de la palabra". Fórmulas mágicas, debidamente pronunciadas, que sanan, traen la lluvia o evocan espíritus.




La literatura, un arma para curar



lunes, 5 de abril de 2010

Antonio López vuelve a pintar la Gran Vía

ÁNGELES GARCÍA - Madrid - 04/04/2010

Entre 1975 y 1980, cada verano, Antonio López (Tomelloso, 1936) se levantaba al amanecer. Cogía el metro en Plaza de Castilla, la estación más próxima a la colonia de casas bajas en la que ya vivía entonces y salía en la estación de Banco de España. Caminando por la acera del Ministerio del Ejército, entraba en la cercana sucursal del Banco de Vizcaya y recogía el caballete y las pinturas que diariamente le guardaban los vigilantes de la entidad. Cargaba los bártulos y se instalaba en la isleta del paso peatonal que aún hoy separa Gran Vía de Alcalá. Durante 30 o 40 minutos se entregaba a la captura de esa primera luz de la mañana.







"Decidí pintar Gran Vía porque siempre me pareció muy surrealista. La idea me surgió durante un amanecer de domingo paseando con Enrique Gran. Para nosotros, que no teníamos un vínculo de cotidianidad con la vida de esta calle, la seducción que ejercía sobre nosotros era insuperable. No hay más que contemplar esas dos aceras, ese muro continuo. Es algo metafísico. Enrique la definió perfectamente: "Es real como una enfermedad". Era justo esa la sensación que me producía. En esa primera hora del día, lo que contemplábamos era una gigantesca grieta. La Gran Vía vacía y sin coches era verdaderamente impresionante, una imagen muy distinta a lo que acostumbrabas a vivir en la ciudad. Quise expresar en la pintura ese aspecto fantasmal que puede tener el mundo en que vivimos. Es algo que sólo se aprecia desde fuera. Tiene un tono onírico muy potente. La sensación fue tan tremenda que, después de tantos años mantengo fresco ese recuerdo."

Centenario de la Gran Vía

El público prefiere...