Lo nuclear se había convertido en un fundamentalismo, una creencia milagrera para los hechiceros del crecimiento mágico. Los negacionistas del cambio climático sufrieron una súbita conversión. El calentamiento resultaba una magnífica baza para el negocio de las centrales. Las renovables, una mariconada. Y los ecologistas ya podían irse de picnic a Atapuerca y no volver.
MANUEL RIVAS
En 1982 Pilar Miró rodó una película, Hablamos esta noche, que no tuvo ningún éxito, pero en la que ella se había empeñado con obstinación. Pretendía denunciar la falta de coherencia moral de ciertos correligionarios políticos suyos ante los nuevos retos de la vida. El principal, en esta película, el dilema de si denunciar o no la peligrosa fuga de una central nuclear a punto de ser inaugurada. El protagonista se debate entre sus problemas de conciencia y el afán por trepar. Gana esto último. Naturalmente, a la Miró no le dejaron rodar en el interior de ninguna central nuclear, y tuvo que conformarse con hacerlo en una hidráulica.
Diego Galán
"Se lo llevó la tormenta y el tiempo.
Nada se pudo salvar."
Vetusta Morla, Sharabbey Road
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