Teníamos algo que celebrar. Así que nos fuimos a Venecia.
Uno enmudece al contemplarla. Nada visto u oído te prepara para semejante espectáculo. Calles, puentes y canales te acogen, un viajero más en su larga historia de autogobierno, comercio, expolios, arte.
A todas partes se puede llegar andando o navegando. No es difícil escapar de las calles más populosas y sentirla tuya.
Construida sobre pilotes, casi tambaleándose, la vieja dama siempre moribunda renace en cada mirada.
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