viernes, 28 de enero de 2011

"¡Indignaos!"


Stéphane Hessel tiene 93 años y ha escrito un pequeño panfleto político de 32 páginas que puede llegar a vender en los próximos días un millón de copias (ha llegado ya a los 850.000). Se titula Indignez vous!, ¡Indignaos!, lo ha publicado una pequeña editorial de Montpellier, cuesta tres euros y es una invitación dirigida a los más jóvenes a decir basta y a luchar contra la dejadez propia de las actuales sociedades, donde muchas de las conquistas relacionadas con la justicia y la libertad se están yendo a pique y nadie se molesta en mover un dedo.

Hessel explica que en sus tiempos lo tenían más fácil, ya que para reconocer el mal en Hitler o Stalin no hacía falta ser un lince. Hoy el mundo es mucho más complejo y es más difícil localizar al enemigo, pero desde luego está ahí y, como dice el combativo anciano, "hay que resistir otra vez", aprender a decir "no". "Nosotros nos jugábamos la vida", añade. "Pero los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la humanidad".
EL PAÍS



lunes, 24 de enero de 2011

El misterioso linaje de Colón




"La clave de este enigma siempre estuvo en Portugal, en concreto en el matrimonio de Colón con Filipa Moniz, comendadora de la Orden de Santiago. (...) El auténtico Colón no es el Colombo italiano, un plebeyo que jamás se habría podido casar con Filipa y haber accedido de la noche a la mañana a la Corte portuguesa y al círculo íntimo de Juan II (...) era una persona muy importante, muy conocida y con toda la confianza de la monarquía lusa, que en España trabajó para Don Juan II con la misión secreta de alejar a los castellanos de la India y recobrar después, con matrimonios reales, el nuevo patrimonio americano."

Manuel Rosa. Colón: La historia nunca contada (Editorial Esquilo)

Colón, ¿hijo de un rey polaco y espía portugués?

sábado, 22 de enero de 2011

sábado, 15 de enero de 2011

Historia del traje



Desde que George 'Beau' Brummell lo diseñara, tal y como lo conocemos, el clásico dos piezas se mantiene casi idéntico. La chaqueta sigue los mismos patrones: cruzadas, con botones, entalladas... Al igual que ocurre con los pantalones, más anchos o más estrechos, pero que se mantienen en lo esencial. Quizás sea la corbata (que sustituyó a los pañuelos de seda anudados al cuellos) el único avance novedoso.







La prenda nació como consecuencia de la revolución y la guerra. El traje, de hecho, todavía lleva las marcas de ese pasado turbulento así como de la influencia de las actividades deportivas e, incluso, del tono dandi que ofrecía a los señores británicos de la época. El traje actual, el de dos piezas creado por Brummell, está "basado en un uniforme de colegio masculino".

Brummel se hizo íntimo del entonces príncipe regente que luego subiría al trono con el nombre de Jorge IV. Brummell, que viajaba para comprar los uniformes del regimiento del príncipe regente -y amigo- pudo tener un contacto cercano con los mejores sastres de Londres y, así, comenzar a desarrollar sus ideas, a confeccionarlas.

La entonces emergente clase de negocios comenzó a adoptar la prenda como propia, pero también los aristócratas, que lo utilizaban como ropa de recreo los días que pasaban fuera de la corte, lo hicieron suyo. La sobriedad, la simplicidad de sus líneas, la variedad de colores que se podían utilizar (azul, gris, beige...) chocaba con el vestir del caballero inglés de la generación anterior: chaqueta oscura, pantalones y botas de montar.

Fue la expansión industrial inglesa la encargada de llevar esta prenda al viejo continente, en un principio, y poco después de popularizarla en todo el mundo. De hecho, en opinión de García-Calvo es un inglés el que mejor ha sabido llevar un traje masculino: Eduardo VIII de Gran Bretaña, quien fuera Duque de Windsor.







Conforme avanzaba el siglo XIX la demanda de trajes, por parte del sector empresarial estadounidense, fue en aumento, ya no solo por su relativa informalidad sino también por su herencia deportiva y la imagen moderna y eficiente que concedía. Ahora, por el contrario, hay muchas compañías, como las asentadas en Silicon Valley (Facebook, Google, Apple...) que han rechazado esta prenda de vestir en sus sedes como símbolo de desenfado.








Su Majestad el traje
Paula Juan

lunes, 10 de enero de 2011

Isabel II



Isabel II fue el primer monarca constitucional de España. Pero eso no garantiza un hueco digno en la historia, como el que ocupan con luces y sombras Carlos V, al que Hugh Thomas da otra vuelta en El imperio español de Carlos V (Planeta) o Felipe II, al que el catedrático Geoffrey Parker disecciona en La biografía definitiva (Planeta) con la humildad de avisar: "Nadie tendrá tiempo jamás de leer todos los documentos relevantes sobre el medio siglo que ejerció el poder". Hasta 2.000 papeles llegó a firmar en un día. Y en esos 50 años apenas seis meses discurrieron sin guerra.

A Felipe II le educaron desde niño para ser rey. A la heredera de Fernando VII, absolutista feroz que firmaba constituciones pensando en el modo de derogarlas, nadie la educó para ser reina por más que la abrazaran como el icono de la modernización. Menos que nadie, su madre, la regente María Cristina, "muy inteligente, hábil, capaz", a la que interesaba Isabel como mero "peón" del poder y que dirigió sus afectos a la segunda familia que formó de tapadillo tras la muerte de Fernando VII con el guardia de corps Fernando Muñoz y Funes. "Isabel fue una niña emocionalmente abandonada y políticamente secuestrada. Tiene una educación precaria en contenidos y moral, se la acostumbró a hacer lo que le daba la gana, sin escrúpulos, y sin importar la traición", expone Burdiel, que dedicó una década a investigar.

Isabel II dejó de estudiar a los 13 años, cuando fue declarada mayor de edad. Si hasta entonces había fallado su formación, a partir de ahí se suceden las maquinaciones, contubernios, calumnias e intrigas desde los círculos familiares y políticos para controlarla. Su vida sexual alimenta comidillas y devora su reputación. Luego vendrá la purga ultracatólica. Hay un cerco machista evidente. "Otros reyes han tenido una vida privada similar y no han tenido los mismos efectos políticos. La reina es deleznable, pero lo que me interesa es ver cómo se fabrica un monstruo, que es producto de la educación, del contexto y de los políticos que luego le achacan las culpas de lo que han fabricado", reflexiona la autora (Isabel Burdiel, Isabel II. Una biografía (1830-1904), Taurus).






Caricatura de Isabel II publicada en Vanity Fair en 1869,
en el aniversario de su expulsión del trono.

domingo, 9 de enero de 2011

La Gran Depresión de 2008


Un grupo de obreros chinos trabaja en la construcción
de un edificio en Chengdu, en la provincia de Sichuan



La tercera Gran Depresión
JUAN LUIS CEBRIÁN

En 1872 una epidemia de gripe equina se declaró en los Estados Unidos de América. No se contagió a los humanos, pero causó estragos en el sistema productivo. La mayor parte del comercio y del transporte urbano se realizaba utilizando la fuerza de las mulas. Un alto porcentaje de ellas se vieron afectadas por la enfermedad y muchas murieron. Los tranvías de las grandes urbes se paralizaron, y también los ferrocarriles y los barcos, pues no funcionaban los transportes del carbón destinado a hacer funcionar sus calderas. Hasta el Séptimo de Caballería tuvo que echar pie a tierra, dejando a la infantería la exclusiva, por un tiempo, de la guerra contra los apaches.

Las crisis de 1873 y 1929 fueron sistémicas, y también lo es la actual. Sistémicas significa que no conciernen ni se refieren solo a la evolución y manejo de los ciclos económicos, sino al funcionamiento mismo de la economía.

Este tipo de acontecimientos marcan una inflexión en la historia de la humanidad, delimitan un cambio de paradigma. El mundo no es ya más el que era después de que se producen, porque el mismo mundo ya había cambiado antes, aunque los gobernantes y las opiniones públicas no se hubieran percatado de ello. Las crisis sistémicas constituyen el efecto y no la causa de dichos cambios. El pánico de 1873, que coincidió con el estallido de una burbuja inmobiliaria en Austria, corazón del imperio centroeuropeo, marcó también el comienzo del declive del británico y el inicio de la hegemonía americana. Hubo un deslizamiento de poder hacia el otro lado del Atlántico. De la Depresión de 1929 se derivó el auge de los fascismos europeos, que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial. Hoy el poder económico, y el político también, se desplaza hacia los países asiáticos, en los que el capitalismo convive con formas de vida y organización social muy alejadas de los parámetros occidentales y de la democracia representativa.

Los acuerdos de Bretton Woods perdieron hace mucho su capacidad para hacer frente a los desajustes de nuestro tiempo. Tampoco el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio responden hoy adecuadamente a las necesidades de una regulación global, sin la cual el sistema mismo no podrá sobrevivir. La reforma de las instituciones internacionales y multilaterales es precisa y urgente, pero no se vislumbra que nada parecido vaya a suceder en el corto plazo.

El pánico de 2008 tuvo mucho que ver con los fallos de las instituciones públicas y de los organismos reguladores, es decir, con los fallos de la política, y no solo con los del mercado propiamente dicho. El proceso de desregulación impulsado por los neoliberales potenció los excesos de la economía financiera, alimentados por la creatividad de los inventores de inventos y multiplicados por el uso de las redes informáticas y telemáticas a través de todo el mundo.

La eclosión de las hipotecas subprime en Estados Unidos se derivó en parte de las políticas de la autoridad federal, lo mismo que la burbuja inmobiliaria española es también consecuencia de las decisiones de cientos de ayuntamientos de financiarse a través de recalificaciones de suelo, embarcándonos, bajo la dirección y el amparo de los Gobiernos centrales y autónomos, en un modelo de crecimiento basado en el ladrillo y la consiguiente destrucción de nuestras costas.

La economía no existe al margen de la política, y es algo que los ciudadanos de los países democráticos recuerdan tozudamente a sus gobernantes a la hora de las elecciones. Por eso los votantes se han alejado del proyecto europeo: lo han hecho solo después de que el proyecto europeo se haya alejado de ellos.

Los Gobiernos europeos procuran inútilmente conjurar la crisis global con soluciones nacionales, mientras el poder internacional se desvanece y licúa. A este paso, la Comisión será un órgano eficiente a la hora de determinar el diámetro conveniente de los espárragos en lata, pero la ausencia de una política económica y fiscal, la irrelevancia de su política de defensa y de seguridad, la inexistencia de su política exterior y la sobreabundancia del reinado de los burócratas están acabando con el proyecto que un día alumbraron los fundadores de la Europa Unida.

Esta Gran Depresión de 2008 marcará la emergencia de China como futura próxima primera economía mundial y el establecimiento en Asia, y en países hasta ahora considerados periféricos o tercermundistas, de muchos centros de poder (económico, político y científico) que antes se ubicaban en nuestra vieja Europa. No pocos de los fundamentos de la democracia, un invento típicamente europeo, se van a ver trastocados en la nueva situación.







Los años diez - Javier Marías





sábado, 8 de enero de 2011

David Bowie

David Robert Jones, 8 de enero de 1947


miércoles, 5 de enero de 2011

Huérfanos sin CNN +





Álvaro Pombo

¿Cómo es posible que desaparezca CNN +? Estoy viviendo esta noticia (que, oh ironía, es más que una noticia) como un accidente trágico que me afecta a mí personalmente. Debo precisar: lo que está pasando con CNN +, lo que estoy viendo ahora, es trágico y me afecta personalmente, pero no es un accidente.

Si por un instante acepto que una programación de calidad, seriedad y elegancia como la que ofrecía CNN + no es comercialmente viable, estoy aceptando sin discusión que calidad y comercialidad son incompatibles. Si esto fuera así, estaríamos perdidos. Pero ya estamos perdidos. La desaparición de CNN + es una grave quiebra del sistema mediático español.

Y lo que desaparece ahora es un estilo, una obra artística e intelectual total, una forma total de hacer televisión, inédita en España hasta la fecha, ejemplar a todos los niveles, incluido el nivel de lo que se llama comúnmente los magacines. Se pierde la gracia de la televisión española, nos quedamos con la zafiedad de luxe, el cutrelux. Y lo grave, lo trágico, es que CNN + representaba, desde el punto de vista del espectador, lo que todos estamos buscando como intelectuales, como escritores, como padres de familia, el sosiego y la información, dentro de lo que cabe contrastada, no la opinión enfurecida.








lunes, 3 de enero de 2011

domingo, 2 de enero de 2011

Amar la duda


MANUEL CRUZ

Al ignorante, por su condición de tal, todo debería sorprenderle y, sin embargo, nada parece venirle de nuevas.

La pasión teórica es la chispa que salta cuando entran en contacto la conciencia de nuestra oceánica ignorancia y nuestra inagotable curiosidad.

La desesperada avidez por entender lo que nos pasa constituye, sin duda, uno de los mejores legados que les podemos dejar a las generaciones futuras.

"El desprecio por la teoría es el inicio del cinismo en la práctica" (Horkheimer)




sábado, 1 de enero de 2011

El público prefiere...