martes, 1 de noviembre de 2011

Canciones contra dictaduras


JESÚS MIGUEL MARCOS
Más que una cuestión de derribar un sistema a pedradas, la estrategia era la de imaginar otro y cantarlo, hasta que su verdad se impusiera como un hecho consumado.

Dar un concierto durante el franquismo era algo similar a desembarcar en Normandía con una pistola y tres balas. No debía ser fácil abordar un recital cuando un administrativo del Gobierno ponía el sello de "censurado" en casi todas las canciones que iba a tocar un músico.

Las canciones, cuando el muro del franquismo comenzaba a agrietarse, adquirieron un inesperado poder, tanto que lograron incomodar a un totémico sistema dictatorial. Voz y música, dos elementos sonoros, físicamente inofensivos, produjeron alteraciones imprevistas en una sociedad que, sencillamente, perdió el miedo.

Los jóvenes, especialmente los universitarios, empezaban a escuchar lo que nadie les enseñó en la escuela: se exponían a un mundo cultural desconocido, poético, libre, esperanzador y combativo, con el aura de indestructibilidad que genera el saberse en posesión de la verdad.

"Doctor Feelgood no, que Franco está enfermo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El público prefiere...