miércoles, 1 de agosto de 2012

Border Cave y el Gran Salto

Una de las grandes paradojas de la arqueología es el llamado Gran Salto, o aparición repentina en Europa, hace unos 40.000 años, de los instrumentos avanzados propios de la creatividad humana moderna. Pero los últimos datos revelan que ese Gran Salto ya había ocurrido en África 4.000 años antes.

Los artefactos de la cultura San hallados en la cueva de la Frontera abarcan un periodo extenso de tiempo y un abanico muy amplio de tecnologías. Incluyen ornamentos corporales hechos de conchas y cuentas, huesos con muescas, bastones de madera para excavar, punzones de hueso y puntas de flecha del mismo material. Los resultados se presentan este martes en PNAS.

Los resultados añaden fuerza a otras evidencias genómicas obtenidas el año pasado, y a los análisis lingüísticos que se han ido acumulando en los últimos años. También según estas líneas de investigación, nuestros primeros ancestros eran bosquimanos del sur de África, como los San, y se comunicaban en khoisán, el lenguaje-clic que probablemente fue lengua ancestral de la humanidad, donde las consonantes eran chasquidos como el que aún usamos para indicar fastidio, y como el sonido de un beso.

Javier Sampedro @elpaís




FRANCESCO D’ERRICO / LUCINDA BACKWELL




El yacimiento Border Cave ha conservado material orgánico de una forma excepcional. Los autores del estudio dicen que sus resultados han demostrado sin lugar a dudas que en torno a 44.000 años atrás la gente de ese enclave ya empleaba, por ejemplo, palos para excavar similares a los tradicionalmente utilizan los San.

«Se adornaban con cuentas hechas con cáscaras de huevo de avestruz y conchas marinas, y huesos con muescas con propósitos de notación. Utilizaban punzones de hueso y puntas de flecha envenenadas». El análisis químico de los residuos en un palo de madera decorado con incisiones revela que, al igual que hacen los San, los utilizaban para mantener y llevar un veneno que contiene ácido ricinoleico, que se encuentra en las semillas del ricino. Es la primera evidencia jamás descubierta del uso de este veneno.

Los científicos también han encontrado un trozo de cera de abeja, mezclado con resina y huevo y envuelto en fibras vegetales elaboradas a partir de la corteza interior de una planta leñosa. Este compuesto se utilizaba para fijar las puntas de flecha y otras herramientas y es la evidencia más antigua conocida de la utilización de la cera de abejas. Además, los colmillos de jabalí se empleaban en punzones y puntas de lanza.

abc.es


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