jueves, 8 de noviembre de 2012

Angélica Liddell

"Maldito sea el hombre que confía en el hombre". La frase es del Libro de Jeremías

"Una venganza contra el fraude de la vida y contra sus putadas".

"Adoro la venganza y tengo una capacidad de odiar infinita".

"Mi nueva obra habla de la inocencia masacrada, cuya consecuencia es la desconfianza en el prójimo. Hablo de sentir cómo se desprende de nosotros la idea de pertenencia a cualquier cosa que tenga que ver con lo humano".

"Seguramente soy yo la que no tiene ni puta idea de vivir, de cómo hay que hacer las cosas bien para estar bien; he aprendido a crecer aquí dentro, en el teatro, si salgo estoy perdida, no sé manejar mis sentimientos, ni la alegría, ni el dolor. Solo sé relacionarme con la vida a través del teatro".

"Es un cóctel molotov esto del éxito profesional y fracaso personal; sobrevivo a través de la palabra, que sirve para comprender mejor el mundo, me gustaría que sirviera lo mío, como a mí me ayudó Fassbinder a vivir y a comprender mejor este despropósito de levantarse por las mañanas y llegar hasta el final del día sin saber muy bien por qué".

"Cuando te desenvuelves en el exceso, para no caer en lo patético, tienes que trabajar con la ironía; pero lo que hay en mi teatro es mala hostia y cabreo, trabajo con lo que odio y desprecio; y detesto muchísimas cosas. El escenario es donde puedo vengarme de la vida, de los hijos de puta que me he ido cruzando, donde puedo defenderme de mi propia naturaleza, trabajo con nuestros peores sentimientos".

"Ya está bien de pactos sociales, todo funciona gracias a la represión y la hipocresía, pero el escenario no es el lugar ni de la represión ni de la hipocresía".

ROSANA TORRES - Madrid


http://mataderomadrid.org/ficha/781/angelica-liddell.html


Angélica Liddell, premio Nacional de Literatura Dramática

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