MALÉN RUIZ DE ELVIRA
EL PAÍS, 15/07/2009
Al menos en los 10.000 años que transcurrieron entre hace 40.000 y hace 30.000 años, una población importante de mamut lanudo -el animal que reinaba en el frío ecosistema llamado tundra y estepa, ya desaparecido- vivió en la zona de Padul (Granada). Es el yacimiento hallado más al Sur en Europa y uno de los más meridionales del mundo. Sus vicisitudes desde que se encontraron los primeros molares de mamut en los años setenta indican que todavía le falta mucho a España para dar la protección adecuada a sus ricos depósitos fósiles de la fauna y la flora extintas que forman parte de su historia.
Ahora, paleontólogos españoles, en colaboración con especialistas de otros países, han estudiado por primera vez a fondo los restos disponibles y los han correlacionado con las condiciones climáticas imperantes en la península Ibérica. Han hallado que los mamuts lanudos de Granada tenían las mismas características morfológicas que los del resto del mundo y que migraron tan al sur debido a la existencia de periodos climáticos especialmente fríos y secos en esa zona.
De igual tamaño
"Se sabe que el tamaño de los osos y los ciervos, por ejemplo, cambia con la latitud en la que viven", comenta Diego Álvarez Lao (Universidad de Oviedo), primer firmante del artículo publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoe-cology. "Es interesante saber que los mamuts de Padul no son diferentes de los del resto de Europa". En el yacimiento hay restos de al menos cuatro ejemplares, "la población fósil más completa de España, un material de un valor altísimo", subraya Álvarez Lao. En uno de ellos se ha calculado la alzada -2,70 metros-, similar a la de un elefante asiático actual.
Desde al menos 1973 se conocen restos de la especie Mammuthus primigenius en este yacimiento, en una turbera de propiedad privada (en explotación), y paleontólogos como Emiliano Aguirre y Ana Mazo los excavaron y estudiaron someramente. Sin embargo, gran parte de los fósiles -extraídos en 1982 y 1983- se extraviaron, recuerdan los investigadores. Algunos permanecen en la Universidad y en el Parque de las Ciencias de Granada, pero no parece existir un marco o programa para conservar los que puedan aparecer en el futuro y recuperar otros en poder de particulares.
Se han hallado fósiles de mamut lanudo en 25 lugares de la península Ibérica, sobre todo en la cornisa cantábrica y en el centro, y probablemente haya muchos más, pero es seguro que no se alcance ni de lejos la densidad de restos que hay en el norte de Europa. "Aquí no tenemos permafrost", recuerda desde Atapuerca, donde participa como cada año en la campaña de excavación, Nuria García (Universidad Complutense), coautora del trabajo publicado. Se refiere a los espectaculares hallazgos en Siberia de mamuts enteros, incluso con pelo y tejidos blandos.
Estos animales estaban completamente adaptados al ecosistema de tundra y estepa y no podían vivir en otro lugar. "Por eso, cada vez que oigo decir que se podría revivir el mamut, me pregunto: ¿Y dónde lo pondríamos?", comenta García.
Hace 40.000 años -la datación más antigua de los restos de mamut de Padul-, neandertales y cromañones (nuestra especie) ya convivían en toda la Península. Una teoría relaciona precisamente la extinción de los neandertales con el descenso de las temperaturas. "Se piensa que el frío terminó con las poblaciones aisladas de neandertales", comenta García. "Yo estoy convencida de que los neandertales llegaron a ver a los mamuts y, por supuesto, que los cazaron esporádicamente o los carroñearon, lo mismo que el Homo sapiens". Otra teoría relaciona la desaparición de los mamuts, que subsistieron en algunas zonas hasta hace sólo 10.000 años, con la presión de la caza humana, aunque no se sabe exactamente cómo lo hacían, porque hay muy pocos ejemplos de fósiles con signos de caza.
El trabajo actual es consecuencia de la tesis doctoral de Álvarez Lao sobre las faunas frías, dirigida por García y Miguel Arbizu. En él se ha comparado el yacimiento de Padul con los yacimientos meridionales de todo el mundo, tarea en la que han colaborado Ralf-Dietrich Kahlke, del Centro de Investigación de Paleontología del Cuaternario en Weimar, donde Álvarez Lao aspira a una beca posdoctoral, y Dick Mol, del Museo de Historia Natural de Rotterdam.
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