martes, 14 de junio de 2011

Sofonisba Anguissola








Carmen Boullosa
Sofonisba Anguissola (Cremona, 1532-Nápoles, 1625), muy querida en su tiempo (la admiraron Miguel Ángel y Van Dyck, la apreció Vassari, su obra formó parte de las más calificadas colecciones -como la del romano Fulvio Orsini que pasaría a los Farnese, en su inventario hay cuatro sofonisbas, acompañados de tizianos y leonardos-), a su muerte pasó al olvido. Sus obras se adjudicaron a Zurbarán, Moro, Tiziano, Sánchez Coello, Bronzino, Moroni, Greco, según Herbert Cook incluso a Van Dyck y posiblemente a Leonardo.

Cuando en 1559 llegó a la corte de Felipe II como dama de la reina Isabel de Valois, Sofonisba Anguissola ya tenía obra, había pintado célebres escenas domésticas, algunos memorables retratos de humanistas o colegas, y autorretratos, como haría el resto de su vida. Durante su estancia en la corte filipina, reformuló su oficio, lo enriqueció con las exigencias del retrato palaciego, la diplomacia requerida y la influencia de otros artistas






Por su papel en la casa de la reina, Sofonisba Anguissola no firmó los lienzos que pintó para la corte. Muchas de sus pinturas fueron atribuidas a Sánchez Coello, su contemporáneo, quien estuvo a cargo de decenas de reproducciones de sus retratos, pues Sofonisba no tuvo taller.






¿Cuál fue la huella de Sofonisba Anguissola en otros artistas? ¿Por qué se la borró? ¿Irritó al espíritu del XVIII y el XIX la memoria de una mujer exitosa, aristócrata, astuta, quien, desoyendo consejos y brincándose formulismos sociales, se casó a los cincuenta años con un hombre a quien le doblaba la edad?

¿O su desaparición comenzó más temprano porque su amistad con Felipe II le había ganado envidias y rencores que quisieron cobrar factura a la muerte de la artista?

El hecho es que pelear atribuciones puede no ser un deporte banal sino algo realmente significativo.



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