miércoles, 27 de abril de 2011

Ana María Matute

ROSA MORA
Su infancia no fue feliz. Tímida, rebelde, solitaria, incomprendida, falta del cariño materno. Le gustaba esconderse en los armarios y no le importaba que la castigaran al cuarto oscuro. Allí empezó a crear sus mundos imaginarios y mágicos. A los cinco años escribió y dibujó su primer cuento, y siguió.

Nunca ha jugado a muñecas, pero ha conservado toda la vida un muñeco negro, Gorogó, que le regaló su padre y al que le contaba las injusticias que veía.






ROSA MONTERO
De todos es sabido que la creatividad en general, y sin lugar a dudas la literaria, va unida a cierta inmadurez, a la imposibilidad de abandonar del todo el territorio de la infancia.

Ella misma, para sobrevivir a una existencia lacerante, escogió convertirse en cierta medida en un ser de ficción. Escogió ser una niña eterna y seguir jugando. Y así, en los peores momentos, fabricaba con pizcas de madera intrincadas maquetas de mundos mágicos, o soñaba despierta, en la desolación de las noches, que era un guerrero tártaro galopando en la estepa.




Ana María Matute es el primer personaje de Ana María Matute, y es una criatura etérea, alada, llena de una sobrecogedora oscuridad.


"A la gran literatura sólo se entra con dolor y lágrimas"


"La Biblia es un libro maravilloso de aventuras"


Discurso - Gala Premio Cervantes 2011

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