viernes, 1 de abril de 2011

Lisztmanía



Hay leyendas que no son comparables a nada. Sobrepasan los límites. Franz Liszt lo fue, lo es y este año se le recuerda en el segundo centenario de su nacimiento (el 22 de octubre de 1811) en Raiding, entonces Hungría, ahora Austria.

Se presentaba con su media melena y su ceremonia. No besaba la mano a las mujeres. Ellas debían besárselas a él. Fue soberbio y efectista. Se colgaba las medallas que recibía por cada corte para que produjeran un rítmico chasquido en los conciertos. Suspiraba, tarareaba en alto, gritaba. Hoy, los contrariados públicos de los auditorios clásicos le abuchearían hasta quitarle esos hábitos.
JESÚS RUIZ MANTILLA



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