JUDITH DE JORGE EL MUNDO - MADRID, 25-06-09
Los primeros humanos modernos que poblaron Europa hace unos 30.000 ó 40.000 años ya disfrutaban de la música. Así lo confirma la aparición de una flauta realizada con un hueso de buitre en la cueva de Hohle Fels, en el suroeste de Alemania. El primitivo instrumento que una vez perteneció a un músico del Paleolítico tiene cinco agujeros para los dedos y, a pesar de estar partido en doce piezas, sus descubridores, investigadores de la Universidad de Tübingen, aseguran que es, con mucho, el más completo de todos los instrumentos musicales hallados en esta zona de gran riqueza arqueológica.
La flauta de Hohle Fels tiene una longitud de 21,8 centímetros y un diámetro de ocho milímitros. Su superficie y su estructura están en excelentes condiciones, por lo que revela muchos detalles sobre su fabricación. Según los científicos, su autor talló dos profundas muescas en forma de uve en uno de los extremos del instrumento, probablemente para formar la boquilla por la que soplar.
La flauta de Hohle Fels tiene una longitud de 21,8 centímetros y un diámetro de ocho milímitros. Su superficie y su estructura están en excelentes condiciones, por lo que revela muchos detalles sobre su fabricación. Según los científicos, su autor talló dos profundas muescas en forma de uve en uno de los extremos del instrumento, probablemente para formar la boquilla por la que soplar.
El hueso de la flauta pertenece a un radio de un buitre leonado (Gyps fulvus), un ave bien documentada en los sedimentos de la zona durante el Paleolítico superior. Esta especie tiene una envergadura de entre 230 y 265 centímetros y sus huesos son ideales para fabricar grandes flautas.
Durante las excavaciones en Hohle Fels también se recuperaron dos pequeños fragmentos de lo que son casi con seguridad dos flautas de marfil de la cultura Auriñaciense. Los investigadores creen que pertenecen a instrumentos diferentes, debido a que sus dimensiones no coinciden. Un tercer fragmento fue encontrado aislado en un área cercana. La tecnología para llevar a cabo estas piezas es bastante más complicada que la necesaria para trabajar el hueso.
Para los científicos, estos descubrimientos demuestran que la música «desempeñaba un papel muy importante» en la vida de los primeros europeos, que la tocaban en diferentes contextos sociales y culturales. Al parecer, contribuía a la mejora de la cohesión social y a nuevas formas de comunicación. En la misma zona donde apareció la flauta de hueso, a tan sólo setenta centímetros, los arqueólogos encontraron una famosa venus de 35.000 años con caracteres sexuales grotescamente realzados, lo que sugiere un posible vínculo entre los dos descubrimientos.
La investigación ha sido publicada en el último número de la revista Nature.
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