lunes, 19 de octubre de 2009

Triste Stieg





Stieg no era rico, así pues no se complicó la vida haciendo testamento. Puede que no creyese en su éxito futuro, aunque cuesta creer que un periodista avezado como él ignorase el potencial del material que tenía entre las manos. Evidentemente tampoco pensaba que su dieta le jugaría una mala pasada.

El caso es que sus millonarias ventas van a ir a parar al bolsillo de su familia, con la que no se hablaba, en detrimento de la mujer con la que llevaba 30 años viviendo.

No puedo pensar en Mikael Blomkvist sin ver la cara de Stieg. Y lo que va apareciendo confirma esta percepción: Mikael es su 'alter ego'. Ambos periodistas de investigación con los mismos objetivos (corrupción empresarial, extrema derecha, maltrato a las mujeres...), con los mismos métodos ('cabezonería y tenacidad; si cree en algo, va hasta el final'), con la misma dieta de café, sandwiches y nicotina...

Y luego, Lisbeth.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

El público prefiere...