sábado, 31 de octubre de 2009

Miguel Hernández

Vientos del pueblo me llevan,

vientos del pueblo me arrastran,

me esparcen el corazón

y me aventan la garganta.

(...)

Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.

Publicado en El Mono Azul, 22 de octubre de 1936

El niño yuntero

Carne de yugo, ha nacido

más humillado que bello,

con el cuello perseguido

por el yugo para el cuello.

(...)

Empieza a vivir y empieza

a morir de punta a punta,

levantando la corteza

de su madre con la yunta.

(...)

¿Quién salvará a este chiquillo

menor que un grano de avena?

¿De dónde saldrá el martillo

verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón

de los hombres jornaleros,

que antes de ser hombres son

y han sido niños yunteros.

Viento del pueblo, 1937












Como el toro he nacido para el luto

y el dolor, como el toro estoy marcado

por un hierro infernal en el costado

y por varón en la ingle con un fruto.



Como el toro lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmesurado,

y del rostro del beso enamorado,

como el toro a tu amor se lo disputo.



Como el toro me crezco en el castigo,

la lengua en corazón tengo bañada

y llevo al cuello un vendaval sonoro.



Como el toro te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.


El rayo que no cesa, 1936


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